Yuris Nórido Especial para BBC Mundo
El estado de salud de Fidel Castro es interés de millones de personas, en Cuba y el resto del mundo. Hasta el punto de que, por falta de información concreta, constantemente circulan rumores que apuntan a un deterioro considerable de sus condiciones físicas o, incluso, una eventual muerte.
Lo cierto es que, a juzgar por las declaraciones del intelectual brasileño Frei Betto, que se reunió con el líder cubano hace algo más de una semana, Fidel Castro goza de buena salud.
Además, esta semana se divulgaron detalles y fotos sobre su encuentro con el presidente de la Federación de Estudiantes Universitarios de la Universidad de La Habana.
La polarización sobre la figura de Fidel Castro ha llegado a tal punto, que mucha gente espera ansiosamente el día de su muerte, con la esperanza —quizás— de que el acontecimiento marque el fin de la Revolución cubana.
Los hechos apuntan a otra dirección. Parece muy claro que la supervivencia del sistema cubano no depende de la salud de Fidel Castro. Muestra fehaciente es que Fidel, a todas luces, no participa en la dirección del gobierno, ni siquiera se permite opinar habitualmente de asuntos primordiales de la vida política del país.
Está claro que su influencia sigue siendo grande, al menos constituye un importante referente para los actuales dirigentes. No sabemos con certeza cuál es la influencia concreta. En algún momento, Raúl Castro afirmó que le consultaban las principales decisiones.
Pero eso fue hace algún tiempo, cuando Fidel era un actor mucho más presente en el debate político. Era la época en que recibía a los más importantes dignatarios y personalidades políticas que visitaban Cuba, cuando publicaba con mucha frecuencia artículos en la prensa, cuando asistía a actos políticos y culturales...
Es evidente que esa actividad ha disminuido considerablemente. En los últimos meses no se han divulgado imágenes actuales de Fidel. Y los encuentros públicos han sido bien espaciados.
Ha llamado la atención que el comandante no se haya pronunciado sobre el regreso a Cuba de los cinco cubanos que estuvieron presos en los Estados Unidos, y que —hasta donde se sepa— no los haya recibido.
Pero, en última instancia, hacerlo sería una opción, nunca una obligación oficial.
Fidel Castro —él mismo lo ha expresado en varias oportunidades— no desempeña ahora ningún cargo público en Cuba (a no ser el de diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular). Y en sus últimos mensajes ha explicitado su interés de dedicarse al estudio de temas de carácter más bien universal.
Para muchos sigue siendo un misterio el hecho de que un hombre acostumbrado a un extraordinario nivel de exposición en todos los medios (algo que contrasta con el perfil mucho más discreto del presidente Raúl Castro), haya decidido retirarse del ámbito público.
La figura del comandante sigue presente en la vida pública del país, pero más como referente. Contra lo que muchos pensaron en algún momento, el gobierno ha demostrado que es capaz de articular una gestión de manera colectiva, algo en lo que ha insistido Raúl Castro.
Cuando pasa mucho tiempo sin que haya noticias de Fidel, se disparan los rumores. Entre sus admiradores y sus adversarios.
Es natural, se trata de una figura relevante del concierto político, en Cuba y en el continente.
Muchos en Cuba consideran que el gobierno tendría que responsabilizarse con ofrecer partes rutinarios sobre la salud del expresidente. Pero al parecer ha pesado más el interés de preservar su intimidad.
Fidel ha aparecido cuando él mismo lo ha decidido, no cuando la opinión pública ha considerado que es necesaria su presencia.
Está claro: no tiene obligaciones gubernamentales. Y en más de una oportunidad ha explicitado que respalda las decisiones del gobierno, sin que implique que haya participado en ellas.
Fidel Castro cumplirá en agosto 89 años. En algún momento decidió alejarse de sus responsabilidades públicas, por evidentes problemas de salud.
Muchos pensaron que la supervivencia del proceso que lideró desde su triunfo en 1959 dependería de su propia supervivencia. Pero el panorama actual demuestra que el gobierno cubano tiene bases mucho más sólidas que el ejercicio concreto de un solo hombre.
Yuris Nórido es periodista de medios oficiales como el diario Trabajadores y el sitio digital CubaSí. Es miembro del Partido Comunista de Cuba (PCC), "porque confío en que puede ser motor de cambios necesarios para este país".
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