LA HABANA.- Justo cuando el hielo parecía romperse entre Estados Unidos y Cuba, la OFAC ha lanzado un balde de agua helada: este martes 3 de febrero se anunció que desde ahora los peloteros cubanos no precisarán solicitar "licencias especiales" al Departamento de Estado y solo deberán firmar una declaración en la que aseguren haber abandonado para siempre su país, con lo cual tendrán abiertas las puertas de las Grandes Ligas.
La noticia, esparcida como pólvora en un despacho de la American Press (AP) y reproducida por ESPN —entre otros medios—, vino a confirmar la desconfianza originada días atrás (30 de enero) cuando la Oficina del Comisionado de la Major League Baseball (MLB) envió una carta a los equipos de la organización en la cual pedía explícitamente: "no llegar a acuerdos con jugadores cubanos hasta recibir un nuevo aviso de la Oficina del Comisionado", según recoge el sitio American Baseball.
A la petición del Comisionado se unió entonces una carta enviada por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) a los peloteros cubanos que recientemente habían solicitado licencia para jugar en el certamen estadounidense, en la cual se les comunicaba la decisión de considerarlos "desbloqueados" por el Gobierno.
Lo que en un primer momento pudo ser considerado como un paso de avance, una muestra de buena voluntad en el intento de normalizar relaciones, se transforma hoy en un retroceso profundo, el regreso a la propuesta realizada por la Florida hace poco más de seis meses y que rompe totalmente con el espíritu de diálogo presentado por el mandatario estadounidense en diciembre de 2014.
En la comunicación establecida con las 30 organizaciones de las Mayores, el vicepresidente ejecutivo de MLB, Dan Halem, informó que "la nueva normativa obedece a las enmiendas a los Reglamentos de Control de Activos Cubanos (CACR), anunciadas el mes pasado por la OFAC (…) Los cambios fueron a raíz del anuncio que hizo el presidente Barack Obama sobre el restablecimiento de relaciones entre Estados Unidos y Cuba", refleja el reporte de AP.
Bajo la nueva postura, los beisbolistas cubanos deberán firmar el documento nombrado "Declaración de residencia permanente fuera de Cuba", del cual forma parte este fragmento publicado por la agencia norteamericana:
"Por este medio declaro que he asumido residencia permanente fuera de Cuba. Además, por este medio declaro que no pretendo volver a Cuba, ni me permitirán volver. Por este medio declaro que no soy funcionario prohibido del Gobierno de Cuba… y no soy miembro prohibido del Partido Comunista de Cuba".
La ley, la trampa…
A todas luces la recién anunciada política resulta en extremo provechosa para los jugadores antillanos, quienes —con las actuales medidas migratorias nacionales— pueden viajar libremente a cualquier país del mundo y establecer residencias donde los acepten.
Sin embargo, es imprescindible hacer alusión a la segunda oración, pues con ella queda sellado un pacto de proporciones indefinidas y que en nada simplifica las posiciones anteriores. Dicho claramente, la contradicción esencial sigue en pie para los atletas: para jugar en la MLB deben abandonar definitivamente Cuba.
Cierto, ello —justo como buscaba el intento floridano, base de esta pulida versión de la OFAC— deberá reducir en buena medida el tráfico ilegal de personas por los carteles mexicanos y otras organizaciones afines; sobre todo porque no será necesario que el nuevo sitio de residencia de los jugadores sea el mismo Estados Unidos. Por ello bastará con solicitar el cese del contrato con el equipo provincial para que, una vez otorgada la baja, el jugador quede libre de obligaciones con el país. A partir de ese momento solo precisará talento.
En realidad, el intento de ley del pasado junio se limitaba a incluir aquellos peloteros que llegasen a la Florida, dejando intacta la posibilidad de viajes ilegales a través de las 90 millas marítimas que separan a ambos países. La nueva medida de la OFAC refina tal planteamiento y, sin variar la posición hacia Cuba (mientras aprovecha su contexto migratorio), da un golpe político en su posición de condena al tráfico humano.
Mas, el gran perjudicado será una vez más el béisbol cubano, que continuará sufriendo el drenaje de sus talentos, pues quienes decidan apostar por un futuro en la mejor liga del planeta (como es su legítimo derecho) estarán obligados, tras la firma, al exilio.
La Federación Cubana de Béisbol (FCB), ante el memorandum del 30 de enero, había explicado que se mantenía la posición asumida desde el mes de septiembre de 2013: disposición plena a negociar con la MLB. A la luz de los nuevos acontecimientos, y tras la deserción este martes de dos jugadores en medio de la 57 Serie del Caribe, la FCB ha realizado una declaración en la cual repudia el estímulo a estas prácticas y denuncia "la presencia de mercaderes que han hostigado al equipo desde nuestra llegada", aseguró Heriberto Suárez, Director Nacional de Béisbol.
El documento, leído en San Juan por el receptor Frank Camilo Morejón y respaldado por la presencia de Suárez y Jorge Polo (Vicepresidente del INDER), es una condena a las repetidas "manifestaciones y los asedios de grupos organizados desde Estados Unidos y otros países para alentar el robo de atletas".
A la vez que denuncia la nueva disposición de la MLB y la OFAC al catalogarla como "claro estímulo a las deserciones", según aparece en la página oficial de la Federación.
En contacto con representantes de la FCB en Cuba, fue posible constatar el total respaldo a las declaraciones ofrecidas por la delegación cubana en la capital boricua, pues significan un incentivo y no una solución a la compleja realidad que, tras dos décadas, solo se acentúa.
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