Hace algunos años el Director del Centro de Prensa Internacional me "regañó" porque en un reportaje revelé que el documental de béisbol "Fuera de liga" había sido censurado por orden del Departamento Ideológico del Partido Comunista.
Estuvo 5 años prohibido por el pecado de entrevistar a algunos "desertores" que jugaban en las Grandes Ligas. El director es Ian Padrón quien esta semana anunció que se va de Cuba porque está "cansado" de bregar con estos absurdos.
La noticia me entristece pero no me sorprende porque durante años he visto como la nación pierde a muchos de sus talentos jóvenes a causa de la intransigencia de sectores de poder que combinan extremismo ideológico con ignorancia.
También por las redes sociales me acabo de enterar que la escritora Wendy Guerra fue marginada de las actividades de la Feria del Libro, a pesar de ser una figura de la cultura cubana reconocida internacionalmente por su obra literaria.
"Algunos escritores latinoamericanos se sorprenden de que no se me invite a las mesas de debate literario en mi propio país cuando en otras partes del mundo hemos estado sentados juntos", nos dice Wendy mientras nos tomamos un café.
Sus libros tienen éxito en el extranjero, al punto de ser traducida a 13 idiomas, a pesar de lo cual en Cuba se niegan a publicar sus novelas "Todos se van", "Nunca fui Primera Dama" y "Negra", sobre la vida de Celia Sánchez y el racismo.
Wendy recuerda que uno de los primeros que la prohibió fue el bloguero Iroel Sánchez, cuando este presidía el Instituto del Libro y agrega que "Raúl le ha pedido a la prensa una apertura para que diga lo que piensa, la prensa no lo hace.".
Cree que no se trata solo de un problema político, pesa mucho la falta de cultura de los funcionarios encargados de definir que se permite y que no. "Hay que mandarlos a estudiar arte contemporáneo y no solo a la escuela del Partido", nos dice.
En Cuba, tanto la prensa como la cultura están supeditadas al Departamento Ideológico del Comité Central, el cual es dirigido por un Coronel del ejército. Este organismo tiene "derecho a veto" sobre toda la producción cultural y periodística de la nación.
"Nosotros somos el resultado de lo que nos enseñaron en las escuelas de Cuba", afirma la escritora y agrega que "ahora hay que mandar a estudiar a estos guardias de la cultura para que puedan dialogar con un poco de sabiduría y de referentes con los que estamos haciendo la cultura".
Para ella en Cuba "hay un gran malentendido, una falta de información tremenda, los funcionarios siempre sospechan de que tú les estás mintiendo. Esta no es la época dura donde ibas preso por decir algo pero lo cierto es que tú no sabes por qué no te están entendiendo".
Mientras tanto "yo mantengo una relación adúltera con mi país, es una relación en sombra porque no puede vivir la luz a plenitud. Nunca he sido amenazada pero si fuera un poco neurótica diría que me amenazan con el silencio y que, a pesar de eso, aun oigo voces en ese silencio".
"No creo que deba quejarme porque no fui invitada a la Feria, mi respuesta es seguir escribiendo. Lo más grande que le pudo pasar a Lezama fue enclaustrarse a escribir en la época en que pocos los visitaban porque visitarlo implicaba una entrevista con la Seguridad del Estado".
"No me voy de Cuba porque mi familia es mi país, mis amigos. Además no tengo ganas de mantener un matrimonio largo con el capitalismo, no creo que funcionaría, no me siento bien cuando a una mujer, a los 50 años, la sacan de su casa por no poder pagar al banco".
"Cuba es mi problema porque este es mi país, porque no son ni Madrid ni París las ciudades de mi infancia, no están ahí mis dolores y mis penas, no puedo tocarle la puerta al vecino para pedirle sal o que me acompañe al médico. Morir en Cuba será un digno final".
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