Una nueva lista del Departamento de Estado de Estados Unidos fijó este viernes los artículos y productos que podrán importarse desde Cuba.
Productos de tocador y perfumería, pieles, cueros, artículos de talabartería y manufacturas de este tipo, calzado, cerámicas, piedras y metales preciosos, bisutería y obras de arte, piezas de colección y antigüedades, tendrán puertas abiertas en el vecino norteño, siempre y cuando se presente la documentación probatoria de que proceden de manos que nada tienen que ver con el gobierno o estado cubano.
Enfocada sin medias tintas hacia los sectores privado y cooperativo de la economía cubana, la publicación de la Oficina de Asuntos Económicos y Empresariales establece las excepciones que se tendrán en cuenta para los productos que vengan desde la isla con base en la Lista Arancelaria Armonizada de los Estados Unidos (HTS por sus siglas en inglés).
Por ejemplo, no podrá entrar a EEUU nada que se relacione con animales vivos, productos animales, productos vegetales, grasas y aceites vegetales o animales, productos alimenticios preparados, alcohol, tabaco, productos minerales, ningún tipo de transporte, armas o municiones, entre otras especificaciones.
Así, las personas que "participan en operaciones de importación" de bienes o "servicios prestados por un empresario cubano independiente", de conformidad con esta nueva regulación, deberán "obtener evidencia documental que demuestre el estado independiente del empresario, como la copia de una licencia para trabajar por cuenta propia emitida por el gobierno cubano o, en el caso de una entidad, la evidencia que demuestra que el empresario es una entidad privada que no es propiedad o está controlado por el gobierno cubano."
Cuentapropistas y cooperativas son el objetivo. Y con ello, el Departamento de Estado pone una bola caliente en manos de las autoridades cubanas, acusadas de conducir demasiado lentos los cambios y de restringir el impacto y las posibilidades de desarrollo del sector no estatal.
Desde 2010, el gobierno de Raúl Castro impulsa transformaciones económicas, políticas y sociales que apuestan por "un socialismo próspero y sustentable" con el trabajo independiente como forma económica "normal" en la isla –luego de décadas de satanizarlo– y bajo la premisa de que la empresa estatal socialista será la fórmula primordial. Aun así, el gobierno ha visto escasa efectividad en su gestión, luego de que por tres años consecutivos se viva en el país una notable desaceleración en la economía.
El Departamento de Estado aclara en su nota de prensa que "estas medidas ayudarán a los empresarios cubanos independientes a acceder a la información y los recursos que necesitan para mejorar su nivel de vida y obtener una mayor independencia económica del Estado."
Desde la parte cubana se ha sido enfático en la posición que se mantendrá. El presidente Raúl Castro, un su discurso de la III Cumbre de la Celac, donde fue muy explícito en sus postulados con respecto a la región y a las conversaciones Cuba-USA, afirmó tajantemente que "Las contrapartes estadounidenses no deberían proponerse relacionarse con la sociedad cubana como si en Cuba no hubiera un gobierno soberano."
Las nuevas medidas anunciadas por Estados Unidos podrían posibilitar mayores relaciones comerciales entre ambos países, aunque encuentran una barrera muy complicada de eliminar y es la imposibilidad de los nuevos empresarios cubanos de exportar sus servicios y productos, en un comercio exterior controlado completamente por el estado.
Asimismo, un reclamo de las autoridades cubanas ha sido que las medidas implementadas hasta hoy carecen completamente de reciprocidad. En enero, las medidas norteamericanas se circunscribieron a limitadas exportaciones en materia de construcción, telecomunicaciones, y autorizaciones específicas de capacitación y finanzas, todo al sector privado. Además se incluyó la posibilidad de que bancos estadounidenses operen con bancos cubanos, pero no a la inversa.
A pesar de estas condicionantes, los mayores beneficiados con estas medidas podrían ser los negocios que hoy funcionan como cooperativas, una forma de gestión que ha estimulado como fundamenta el gobierno de la isla, aunque hasta ahora solo ha sido experimentalmente.
La nota del Departamento de Estado aclaró además que luego del 16 de enero de este 2015, los norteamericanos fueron autorizados a enviar remesas sin límites para apoyar a las empresas privadas y organizaciones no gubernamentales independientes, así como la participación en microfinanzas, capacitación empresarial y proyectos de desarrollo en Cuba bajo licencias generales.
Además, compañías estadounidenses ya están autorizadas a vender al sector privado cubano materiales de construcción, equipos, herramientas y suministros "sin necesidad de una licencia. Las medidas también permiten una mayor participación de las telecomunicaciones de los Estados Unidos y las empresas relacionadas con Internet en Cuba para apoyar una mejor comunicación y el acceso a la información por el pueblo cubano."
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