jueves, 30 de junio de 2016

Nos vamos a quedar dados*

Intervención de Karina Marrón el VI Pleno Nacional de la UPEC

En un encuentro que hicimos en el Instituto de Periodismo con jóvenes de todas partes del país, si una cosa nos alegró fue identificar a otros jóvenes dentro del sector de la prensa que también tenían la intención de transformar, de cambiar, que tenían las ganas de unir esfuerzos por transformar la realidad y en esa reunión se dijo que hay una intención marcada de enemistar al Partido con la prensa y nosotros no podemos estar ajenos de ello. Pero mientras el Partido y la prensa sigamos mirando para un lado y no para donde tenemos los problemas reales, sigamos viendo las cosas por separado y no como un todo, no vamos a resolver jamás los problemas que llevamos años discutiendo.

Y será Karina entonces la Rosa Miriam quizás de esa época, hablando lo mismo y habrá otras personas como Sergio, diciendo las cosas que viene diciendo Raúl Garcés durante tantos años y otros que tienen más edad que yo entonces serán los que hablarán, y seguiremos repitiendo el ciclo, si con suerte llegamos a repetir el ciclo, y lo que está pasando señores, es que no tenemos tiempo para repetir el ciclo.

Yo, sinceramente creo que nosotros lo que tenemos que ver cuando los jóvenes se nos van de los medios, es que tenemos en los jóvenes la expresión de la sociedad que tenemos hoy, y es lo que decía Iramis: no podemos ver el asunto como un problema puramente económico, hay un problema profesional de fondo, porque esos jóvenes que eligieron la carrera de periodismo, no eligieron hacer propaganda, publicidad, no eligieron sencillamente quedarse callados y al margen porque si no hubieran escogido otra profesión. Pero también tenemos muchos jóvenes en las aulas que cuando se gradúan salen tan desencantados que llegan a los medios , no sé ni con qué intención, porque a veces uno les da la oportunidad de hacer cosas, de transformar, de trabajar, y no les interesa, no les importa absolutamente nada. ¿Por qué? Porque es de esa misma generación de jóvenes desconectados a los cuales sencillamente no les llegamos en otras etapas de su vida y ahora no podemos pretender que no les interese la ropa, los tacones, los zapatos, cómo acceder a internet o tener 50 o 70 CUC, no para mantener su casa como sí sabemos que hay algunos en nuestros medios que colaboran con tal de poder pagar un alquiler.

Son jóvenes que lo hacen para mantener ciertos y determinados estándares de vida y que en el fondo usted puede ver que no está mal, pero ahí entra lo que decía Darío Machado y es ese espíritu de consumo que hemos establecido en nuestra sociedad, que es parte también de todas estas carencias materiales que hemos acumulado durante años.

Entonces yo lo que creo es que nosotros no podemos ver única y exclusivamente la cosa como que la UPEC tiene que esforzarse porque los jóvenes se sientan atraídos por la organización, porque al final, si la UPEC no tiene ningún poder de decisión, si la UPEC no tiene ninguna fuerza, si se desgasta hablando los mismos problemas de congreso en congreso; entonces para qué yo quiero pertenecer a esa organización, para qué me interesa, para qué me importa, qué estoy cambiando, qué estoy transformando.

Al final lo único que uno tiene en la vida es su tiempo, lo que uno está poniendo en el frente de batalla es su vida, sus años, su dedicación y su sacrificio, y eso se hace por un ideal, se hace por amor, pero hay quien sencillamente decide que no está dispuesto a hacerlo porque no confía en ese futuro, porque no ve que haya posibilidades de cambiarlo y lo triste es que en ese bando de los que hoy están colaborando fuera hay jóvenes que apuestan por eso por diferentes razones: porque creen que ahí van a tener su realización profesional, y nos duele que no la vean del lado nuestro o que no intenten cambiar las cosas del lado nuestro; o lo hacen por las motivaciones económicas que ya hablamos. Pero no es nunca un único motivo, y eso es lo que nosotros no podemos perder de vista, e insisto, si seguimos mirando para el lado no vamos a ver nunca la pedrada que nos va a dar en el justo lugar donde nos van a matar.

Respuestas no tengo. En Granma [periódico] hay un grupo de jóvenes que estamos haciendo lo posible por seguir remando, no sabemos si vamos a llegar realmente a puerto seguro en un momento determinado, pero hay jóvenes que quieren seguir echando a navegar el yate y yo estoy convencida, porque los conozco a muchos de ellos, que hay muchos en varios lugares del país que también están haciendo lo mismo.

Entonces, yo los invito a todos a unir fuerzas para eso. Pero sobre todo, a que quienes deciden no den dobles discursos; a que quienes deciden, cuando se enfrenten a este escenario de gente que sabe lo que se vive cada día en las redacciones, en la radio, en la televisión, en el más mínimo lugar de este país donde hay un periodista intentando defender esta sociedad que somos todos, esa gente que quizás no tiene esa cultura excelsa para entender todos los escenarios de fenómenos pero hay un periodista que sencillamente sabe que defendiendo esa institucionalidad de la que hablaba Garcés, está defendiendo esta Revolución y puede quizás transformar la mente de alguien.
Eso nosotros tenemos que cuidarlo, tenemos que defenderlo y a esa gente nosotros no podemos irrespetarla, hablándole de cosas de las que uno sabe que no ocurren de esa manera y prometiéndole cosas que después no se van a cumplir.

Entonces, yo creo que este es un debate que no podemos seguir teniendo entre nosotros mismos y mirándonos las caras y diciéndonos lo mismo unos a los otros y engañándonos una y otra vez porque no hay tiempo.

Se está armando una tormenta tan perfecta y lo discutíamos ayer en la redacción, este fenómeno de la reducción del combustible, de la reducción de la energía. Señores, este país no aguanta otro 93´, otro 94´. Si no queremos ver protestas en la calle, y no hay un Fidel para salir al Malecón, o por lo menos hasta ahora no ha habido una figura en este país que le dé la cara a este pueblo para explicarle las cosas como están sucediendo hoy. Esta situación va a ser muy difícil de enfrentar, y con la situación en la que tenemos hoy a la prensa nos vamos a quedar dados.
Ya Ravsberg[1] ayer estaba hablando de estas reducciones de combustible, como nos pasa muchas veces que hay quien sencillamente hace proyectos y cosas, acepta dinero y lo hace a veces queriendo mirar para otro lado.

Yo llamo la atención sobre esto porque estamos en una circunstancia en que el 2018 está a las puertas y todo se está apostando por esa fecha, y todo se está haciendo para que esa tormenta llegue allí en las peores circunstancias para este país. Entonces no es un momento para dudar, no es un momento para titubear, no es un momento para prestarles nuestras fuerzas, nuestras ideas a algo que no funciona y por eso muchas veces nuestros jóvenes se van, y por eso muchas veces nuestros jóvenes no están en las redacciones aun cuando haya gente que todavía sigue confiando y sigue tratando de hacer el periodismo de todos los días.

*Versión original en http://verdadecuba.blogspot.com/2016/06/intervencion-de-karina-marron-el-vi.html.

 



[1] Fernando Ravsberg, periodista uruguayo radicado en Cuba, ex corresponsal de BBC Mundo en La Habana. Administrador del blog cartasdesdecuba.com.

 

miércoles, 29 de junio de 2016

Dime con quién andas…

Por Carlitos

¿Con que fuerza técnica contamos para asumir los enormes desafíos que tenemos como país?

Cuba tiene un potencial de profesionales muy calificados en diversas esferas, pero los bajos salarios en el sector estatal han incidido en la migración de muchos de los mejores hacia el exterior o el sector privado por más de 20 años.

Aún quedan profesionales muy valiosos, pero son cada vez menos y "quedarse" supone un gran sacrificio. Para poder mantener su trabajo han tenido que depender del sustento de un familiar, aspirar a condiciones de vida muy modestas para sí y para los suyos y/o o apelar a fuentes alternativas de ingresos, en muchos casos ilegales.

Para colmo, el hecho de ser minoría hace que con frecuencia los profesionales más calificados no se valoren y aprovechen en sus centros de trabajo, o que sean vistos como incómodos. Mientras, la "escasez de calidad" permite promover falsos liderazgos intelectuales y se "elevan a la categoría de expertos o asesores" personas que no acumulan las competencias mínimas para ello.

El proyecto cubano ha sido en gran parte un exitoso proyecto de resistencia, en el que prima la lógica de "echar para adelante con los que tenemos". Pero el Congreso del Partido ha lanzado a debate un plan de desarrollo de largo plazo para el que no valen las reglas de la resistencia.

Un propósito de tal magnitud (hacer próspera y sostenible nuestra experiencia de construcción socialista) no se afronta con "los que quedan". Hay que salir a buscar los mejores, donde quiera que estén y ofrecerles condiciones, garantías e incentivos (materiales y morales) para que quieran compartir el enorme privilegio de "la tarea".

Hace falta fuerza técnica muy capacitada para diseñar, monitorear e implementar las complejas transformaciones que tendrán lugar en nuestra manera de conducir la economía y nuestras formas de hacer política. En una economía que crece poco, no es posible incrementar los salarios a todo el sector estatal de una vez, pero sí es posible establecer prioridades.

¿Cuáles son los puestos clave en la producción de contenidos políticos, en el análisis técnico de la economía, en los medios de comunicación, en los centros de pensamiento estratégicos? Creo que no será difícil explicar a nadie que merecen procesos rigurosos de selección, tener mejores salarios (primero) y una atención personalizada.

Y dicha selección debe institucionalizarse a través de mecanismos transparentes que garanticen que los privilegios que la sociedad les tributa sean compensados con los frutos de su esfuerzo. Debemos conocer quiénes son estas personas, qué requisitos o exámenes pasaron para merecer sus puestos, como viven, como piensan, que piensan de como pensamos, que les pasa si se equivocan.

Si la guerra es a pensamiento, ¿acaso no es esencial apostar por nuestros "tanques pensantes"?

jueves, 23 de junio de 2016

Menos Directrices y más profundidad

Por Fernando Luis Rojas

Con la pesada carga – que huele a deuda insalvable – de haber eludido un debate popular que sirviera de antecedente al VII Congreso del Partido Comunista de Cuba, ha comenzado en la isla la discusión de los documentos aprobados en el cónclave. Aunque el momento fundamental lo constituye el análisis de Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista y Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030: Propuesta de Visión de la Nación, Ejes y Sectores estratégicos; los militantes de las organizaciones políticas y representantes de la población se acercarán antes al Informe Central y el Discurso de Clausura pronunciado por Raúl Castro, así como a las Directrices y Resoluciones del evento. Precisamente, en este particular se centran los comentarios de este trabajo.

Parece que para no perder la costumbre, el “aparato” ideológico del Partido ha decidido plasmar en Directrices y Resoluciones su interpretación de las discusiones e intervenciones del evento; de paso empobreciendo, limitando y sesgando el propio informe presentado por su Primer Secretario. Como es costumbre, en su condición de “directrices” – un término poco feliz que recuerda la ortodoxia del PCUS – define líneas generales con las que básicamente coincido. El problema radica en la articulación de esas líneas con la práctica política. Una experiencia similar viví con los Lineamientos: una coincidencia de principios enturbiada – varias veces – por el silencio y la falta de información de la implementación cotidiana. Los Lineamientos, poco a poco y por desgracia, se han desnaturalizado en su condición orientadora, transformándose en un barraje estadístico que disminuye su potencial impacto.

Podría suponerse que un esfuerzo como Directrices y Resoluciones sacaría lascas a los asuntos puestos sobre la mesa por Raúl en sus intervenciones; que llamaría a profundizar las discusiones en el ambiente de la militancia política. No es así. Se limita a esbozar consignas, y en el peor de los casos a repetirlas.

Regresa el asunto del partido único en Cuba, un tema cardinal en medio de la avalancha de posiciones foráneas e internas que reivindican el pluripartidismo como expresión consustancial de democracia. En última instancia, vale recordar que cuando Max Weber hablaba de “jaula de hierro” y “noche polar de oscuridad helada” no se refería al monopartidismo cubano. No se trata de afirmar este principio, sino de discutir ampliamente cómo debe ser ese único partido en el camino de: 1. Incluir las aspiraciones, criterios y necesidades de la mayoría de la población (sinceramente, no creo que exista ni partido, ni multitud de partidos que puedan incluir a “todos”); y 2. Conservarse sobre la base de la legitimidad y el consenso.

Tres temas están estrechamente relacionados: los límites al ejercicio de cargos y funciones partidistas y estatales, la denominada “política de cuadros” y la promoción de jóvenes dirigentes. Ya lo he dicho otras veces, me parece un enorme error político continuar acuñando el término diferenciador de “generación histórica”. La frase enmascara – en algunos casos – un pensamiento conservador. Por un lado, se ha resignificado como un término demarcatorio, distanciado del sentido ecuménico con que apareció en el Llamamiento al IV Congreso del Partido Comunista de Cuba en marzo de 1990, para situar un punto de partida al uso.[1] Por otro, tiene el pecado original de ser una frase excluyente –no en el sentido cómodo de las diferencias generacionales sino en el de referirse a los sobrevivientes de esa generación–, y amparados en esa lectura, los revisionistas, los que sueñan con la restauración republicana capitalista hablan de ruptura, traición y quiebre entre la década del sesenta y los períodos siguientes de la Revolución cubana. También, el empleo acrítico del término “generación histórica” tiene un efecto desideologizador, limita per se el aporte y la permanencia – más allá de la práctica – de quienes jugaron un importante papel en la vida de este país desde los años cincuenta del pasado siglo.

Respecto a los jóvenes ya sabemos, que en rigor, ser considerado etariamente joven no te hace por antonomasia revolucionario. Las “sonadas” defenestraciones de “cuadros jóvenes” en épocas recientes, la invisibilidad de un liderazgo político juvenil y la inefectividad del trabajo de las organizaciones plantean interrogantes no precisamente a los jóvenes: ¿cuáles son las cualidades que se buscan en un joven para el desempeño de responsabilidades políticas y estatales? ¿Qué condiciones tienen el lugar central? ¿La lealtad a qué? ¿Una vocación crítica? ¿Qué acumulación cultural? ¿Qué formas de relacionarse con la gente? ¿Eficiencia para qué: para cumplir tareas de otros o para diseñar y enfrentar las propias?

Quisiera referirme también al constante y desangrante asunto de la subversión contrarrevolucionaria. Solo los necios ven un infundado fantasma en esto. Y también, solo los torpes la enfrentan como lo estamos haciendo. El socialismo depende de su internacionalización para sobrevivir. El capitalismo también. Son intereses contrapuestos en pugna. Si limitamos el combate a las denuncias sobre la procedencia de los financiamientos – importante sí, pero la punta del iceberg – quizás vencemos en la batalla policial, pero postergamos la ideológica y la cultural. Hay medios, plataformas, que nos vienen de frente; hay otras que trabajan, en la dimensión cultural, de manera sutil y las sobrellevamos. En ellos, se confirma lo que Luis Britto García define como la aparente libertad que da el aparato selector de canales.

¿Qué hacer entonces? Caminar hacia una nueva comunicación política, porque al final, una mala propaganda también subvierte ideológicamente por negación. Poner más dinero a la gente que hace en los denominados “medios oficiales”, a las revistas que con un enfoque académico crítico abordan la problemática nacional y atraviesan los más enrevesados caminos para publicar. Al mismo tiempo, que ese mecenazgo desde el Estado no limite la libertad y con ello, comience a cuestionarse – quizás por primera vez en la historia – ese axioma de “el que paga, manda”. De esa manera, y tangencialmente, comenzaría a desmontarse el pretendido liberalismo fundado en los silencios. A la hipocresía y el solapamiento, vendría a oponerse la transparencia.

No me queda mucho más en esta primera entrega. Solo quiero apuntar que la insistencia de Raúl Castro sobre la necesaria articulación de los cambios económicos con la conservación de los niveles de justicia e igualdad, constituye un reconocimiento a los vacíos que marcan las transformaciones implementadas. Al Séptimo Congreso le hubiera servido como uno de los documentos a discutir, por ejemplo, el libro Cuba: los correlatos socioculturales del cambio económico,[2] y ello hubiera sido expresión de un diálogo productivo entre decisores y académicos. Una sinergia aún insuficiente. Hay quien dirá, reviviendo estigmas del pasado, que eso hubiera permeado al Congreso de “cosas de intelectuales”; quizás así se matizarían los criterios que identifican los debates de eventos como este como “cosas entre dirigentes”.

Finalmente, y como parte del nuevo congreso que empieza ahora en los núcleos, las organizaciones de base de la UJC y los colectivos laborales, desempolvemos también los objetivos aprobados en la Primera Conferencia Nacional del Partido en enero de 2012. Evitemos de esa manera seguir postergando lo político en lo formal, aunque en ninguna cabeza lúcida cabe la idea de que pueden sostenerse discusiones independientes sobre lo político, lo social y lo económico. Y por favor, menos Directrices y más profundidad.  

   



[1] ¡Al IV Congreso del Partido!¡El futuro de nuestra Patria será un eterno Baraguá! En Periódico Granma, 18 de marzo de 1990.

[2] Espina, Mayra Paula y Dayma Echevarría (coordinadoras). Cuba: los correlatos socioculturales del cambio económico. Editorial de Ciencias Sociales y Ruth Casa Editorial, 2015.

 

 

miércoles, 22 de junio de 2016

La partida de los militantes

Por Carlitos

Ayer partió rumbo a Canadá, con su mujer y su niña pequeña, uno de mis mejores amigos. De más está decir el dolor de la ruptura y lo que significa para nosotros los cubanos, que somos tan amigo-dependientes y piquete-dependientes. Pero eso es algo más íntimo.

Lo notable en el caso de mi amigo es que no se va un joven más, se va un militante, en el estricto sentido de la palabra.

Mi amigo vivió la universidad con pasión, se implicó a fondo, se anotó en todas las listas, disfrutó tratando de transformar muchas cosas desde el piquete de la FEU, fue un incómodo que peleaba por todo aquello en que creía y hasta un artículo en Rebelión publicó en una ocasión.

Creía en la necesidad de defender un proyecto liberador para Cuba. Veía con ojo muy crítico la sociedad, pero sentía que tenía paradigmas creíbles, aliados y fuerza para ayudar a transformarla.

En algún momento, su terquedad empezó a mellarse ante los golpes propios y ajenos, la tediosa acumulación de pequeños absurdos de la vida cotidiana, incomprensibles acciones de política, la caída de paradigmas, una UJC a la que aspiró y solo existió en papeles y cotización, la incapacidad de tener un espacio mínimo donde ayudar a cambiar al menos algo de lo que lo abrumaba. Una tras otra las decepciones le fueron carcomiendo su entusiasmo. Vino el cansancio y luego, el pesimismo.

Ante actitudes como la de mi amigo, el recurso más fácil y frecuente es cuestionar la debilidad de los que se cansan. Lo contradictorio es que el cambio en su manera de ver el futuro de Cuba no estuvo aparejado de un cambio en su actitud militante. Mi amigo sigue teniendo un pensamiento claramente de izquierda, fiel a sus motivaciones políticas, vicioso detrás del debate sobre PODEMOS y los procesos en América Latina, ávido de noticias, polemizador, fan de la música y el arte transgresor.

¿Se separó mi amigo del proyecto revolucionario o el proyecto se quedó por debajo de sus aspiraciones de militante? Los motivos de las decepciones de mi amigo son la fuente de mis preocupaciones, las musas perversas de mis post. Hubiera preferido que esa no fuera su elección, pero no puedo reprocharle. Simplemente, tenemos diferentes "umbrales de la decepción".

¿Acaso no es más consecuente su actitud que la de muchos que se cansan pero se quedan haciendo el "bulto" complaciente? Los que le conocemos sabemos que se nos va alguien políticamente más valioso que todo un batallón de los que quedan dentro.

¿No será entonces más honesto preguntarse los motivos de su cansancio? La militancia no es una cuestión de fe, sino de convicciones. En los últimos años Cuba ha cambiado mucho y se han dado muchos pasos en la dirección correcta, pero estamos lejos aún de ser el proyecto que pueda enamorar a las nuevas generaciones o incluso a una vanguardia joven de izquierda. Hay mucho de anquilosado en el discurso, mucho de absurdo en la manera en que se desenvuelve nuestra vida cotidiana, mucha pausa y mucho oportunismo colmando estructuras corroídas.

Desgraciadamente mi amigo no es el primer militante en partir y parece que tampoco será el último. Hay una militancia "dormida" fuera de Cuba y de los carnés que dice mucho de nuestras carencias en el plano político.

Si dañina es para una nación la emigración en masa de sus jóvenes, nefasto es para un proyecto revolucionario el cansancio de sus militantes, su partida, no importa si a otro país o a otros imaginarios. ¿Cuántas otras alertas serán necesarias?

viernes, 10 de junio de 2016

Lord Voldemort, los Hombres sin Rostro y los hitos de la invisibilidad

Por JS
Encontré la comunidad entre proyectos tan diferentes como la saga de
Harry Potter y la publicitada y popular serie Juego de Tronos de la
mano de la invisibilidad simbólica. En dos sentidos, Lord Voldemort y
los Hombres sin Rostro me han hecho volver a un asunto que hemos
reiterado en las páginas de A mano y sin permiso.
El que no debe ser nombrado
Voldemort es tan temido por la comunidad mágica que se convierte
cotidianamente en "Quien tú sabes", "el Innombrable" y "El que no debe
ser nombrado". Es el miedo quien trata de invisibilizar, una argucia
débil, que no es capaz de borrar per se la existencia real del otrora
Tom Riddle.
Esta práctica ha sido bien cara, desde otras aristas, a la historia
cubana. A veces por miedo, otras por su contrario: la voluntad de
romper cadenas reales que implicaba conspirar, actuar secretamente por
un ajuste táctico de la valentía. Quien conoce nuestra historia
anterior a 1959, sabe que en un país colonizado a sangre y fuego por
España y luego emergido como nación en un republicanismo puesto en
entredicho por dictadores y asesinos; las alusiones a "quien tú sabes"
y "el innombrable" se hicieron cotidianas.
Después las prohibiciones, el carácter regulador de la política, la
agresividad de los Estados Unidos y la estrategia defensiva cubana,
las manquedades culturales e ideológicas relativizaron estos términos.
"El que no debe ser nombrado" tomó muchas formas, a veces ridículas:
The Beatles, Barry White, los que se fueron, los principales
dirigentes del país; todos ellos, por razones distintas, asumieron esa
condición. En el plano interno, la virulencia de la política
anticubana de las administraciones norteamericanas legitimaron el
papel de los servicios de inteligencia en la estrategia de
resistencia. La idea de la invisibilidad se incorporó culturalmente, y
para muchos se incorporó la creencia de que "cada cubano tiene un
agente asignado" e incluso, muchos somos nuestros propios agentes.
Esta variante de invisibilidad está marcada por la externidad, por el
condicionamiento social, por la necesidad de definirse en una
identidad otra.
Los Hombres sin Rostro
La Casa de Blanco y Negro ubicada en la ciudad libre de Braavos es el
lugar de encuentro de los Hombres sin Rostro. Su cualidad principal es
la propia voluntad de invisibilidad. Puede entenderse entonces, que a
diferencia de Voldemort, está marcada por la superioridad del mundo
interior, por la necesidad de autodefinirse identitariamente en torno
a un objetivo común. Llegan a descartar su verdadera identidad – o lo
pretenden – como enseña Arya Stark cuando se asume como "nadie".
Esto parece exclusivamente cosa de otro tiempo o de otro mundo, como
el de Juego de Tronos. En el nuestro, la gente está demasiado
preocupada por ponerse rostro, y sobre todo, nombres. Pesan los
apellidos, las etiquetas y en ambientes intelectuales, por ejemplo, la
calidad se define por los referentes de autoridad en la materia. Para
algunos, ser leídos y (re)conocidos pasa a ocupar el lugar central.
¿Dónde se verifican las fronteras entre utilidad, impacto y vanidad?
Sobre eso volveremos en otro post. Por ahora, solo quisiera un mundo y
un país con menos permanencias de Voldemort y más hombres sin rostros,
sin nombres; pero que cuenten.

lunes, 6 de junio de 2016

¿Será que somos amiguitos?

Por JS

“Nos gusta el desorden

rompemos con las reglas

somos indisciplinados…”

Calle 13

 

Desde el pasado viernes 3 de junio se juega la Copa América Centenario en los Estados Unidos. Curiosamente, en medio del creciente – y para muchos genial – bombardeo de trasmisiones futbolísticas parece un evento preterido por la Televisión Cubana. No es un secreto que se ha priorizado la cercana Euro 2016 con programas especiales, anuncios y un significativo “calentamiento”, que ha incluido partidos de la clasificación y amistosos.

Las cosas no pasan por casualidad, estamos recibiendo el efecto de algo… ¿pero de qué?

1.       Ante la coincidencia temporal, se apostó por uno de ellos. Eso implicaría un reconocimiento de la incapacidad para simultanear, reconocimiento que no es tal, después de nuestros “autobombos” por cubrir ampliamente eventos multideportivos. Lo otro es que se privilegió a la referencial, idílica, e histórica “vieja Europa” dando por sentado – desde antes, porque ya habrá quien diga que fue un acierto a partir de lo ocurrido en las competencias – su mejor calidad. Es cierto que en Cuba han existido siempre seguidores de Italia, Alemania y la generalmente promisoria – y decepcionante – selección inglesa; y que se han ido sumando fans de España – muchos esperaron tímidamente a su coronación mundial y regional –, Francia, entre otros. Al final, también Brasil, Argentina y Uruguay – más colombianos y chilenos – mantienen miles de seguidores en esta isla.

2.       El problema del Plan. Cuando en las discusiones sobre asuntos sociales y económicos se habla “del Plan” y su papel regulador, hay criterios encontrados. La planificación ha sido una herencia muy cara a la tradición revolucionaria (después del 1ro de enero de 1959), al punto de generar importantes debates desde diversas aristas; y encontrarse permanentemente aludido en discursos, documentos, discusiones… Quizás a la Copa América le esté pasando factura su excepcionalidad, y sea más funcional eludir esta iniciativa y cubrir a la organizada, cumplidora del plan Euro 2016.

3.       No portarnos mal. Es posible que todo dependa del escenario de la Centenario. Los acercamientos traen esto: las posibilidades que se abren y disciplina. Es probable que estemos enfrentando limitaciones para “tomar prestadas”, “piratear”… las señales televisivas y eso se traduzca, en el apagón visual que va teniendo el torneo de selecciones más antiguo; por demás, el de nuestro continente.

A estas alturas, quisiera que las razones anteriores fueran desmentidas, criticadas, cuestionadas, respondidas… que “acabaran conmigo”… con escritos y trasmisiones. En serio caballeros: vamos a portarnos mal, aunque sea un poquito.

Vamos A Portarnos Mal

Suban el telón abran las cortinas

Enciendan las turbinas con nitroglicerina

El desorden es tu penicilina

Brincando curas los dolores sin aspirina

Vamos a provocar un corto circuito

Antes de que en el dos mil doce caiga un meteorito

A portarnos mal, a cometer delitos

A comernos a caperucita con los tres cerditos

Esto no se trata de rebeldía

Esto se trata de ser indisciplinado por un día

los incomprendidos del nuevo testamento

Tenemos nuestras reglas, nuestros propios mandamientos

como no comprenden nuestro comportamiento

A todos los psicólogos les damos tratamiento

pa’ romper con la rutina repetitiva

Que el sol salga de noche y que llueva para arriba

Nos quieren controlar como a control remoto

pero la autoridad no puede con nosotros…

https://www.youtube.com/watch?v=PKE_6OmBijk