miércoles, 22 de junio de 2016

La partida de los militantes

Por Carlitos

Ayer partió rumbo a Canadá, con su mujer y su niña pequeña, uno de mis mejores amigos. De más está decir el dolor de la ruptura y lo que significa para nosotros los cubanos, que somos tan amigo-dependientes y piquete-dependientes. Pero eso es algo más íntimo.

Lo notable en el caso de mi amigo es que no se va un joven más, se va un militante, en el estricto sentido de la palabra.

Mi amigo vivió la universidad con pasión, se implicó a fondo, se anotó en todas las listas, disfrutó tratando de transformar muchas cosas desde el piquete de la FEU, fue un incómodo que peleaba por todo aquello en que creía y hasta un artículo en Rebelión publicó en una ocasión.

Creía en la necesidad de defender un proyecto liberador para Cuba. Veía con ojo muy crítico la sociedad, pero sentía que tenía paradigmas creíbles, aliados y fuerza para ayudar a transformarla.

En algún momento, su terquedad empezó a mellarse ante los golpes propios y ajenos, la tediosa acumulación de pequeños absurdos de la vida cotidiana, incomprensibles acciones de política, la caída de paradigmas, una UJC a la que aspiró y solo existió en papeles y cotización, la incapacidad de tener un espacio mínimo donde ayudar a cambiar al menos algo de lo que lo abrumaba. Una tras otra las decepciones le fueron carcomiendo su entusiasmo. Vino el cansancio y luego, el pesimismo.

Ante actitudes como la de mi amigo, el recurso más fácil y frecuente es cuestionar la debilidad de los que se cansan. Lo contradictorio es que el cambio en su manera de ver el futuro de Cuba no estuvo aparejado de un cambio en su actitud militante. Mi amigo sigue teniendo un pensamiento claramente de izquierda, fiel a sus motivaciones políticas, vicioso detrás del debate sobre PODEMOS y los procesos en América Latina, ávido de noticias, polemizador, fan de la música y el arte transgresor.

¿Se separó mi amigo del proyecto revolucionario o el proyecto se quedó por debajo de sus aspiraciones de militante? Los motivos de las decepciones de mi amigo son la fuente de mis preocupaciones, las musas perversas de mis post. Hubiera preferido que esa no fuera su elección, pero no puedo reprocharle. Simplemente, tenemos diferentes "umbrales de la decepción".

¿Acaso no es más consecuente su actitud que la de muchos que se cansan pero se quedan haciendo el "bulto" complaciente? Los que le conocemos sabemos que se nos va alguien políticamente más valioso que todo un batallón de los que quedan dentro.

¿No será entonces más honesto preguntarse los motivos de su cansancio? La militancia no es una cuestión de fe, sino de convicciones. En los últimos años Cuba ha cambiado mucho y se han dado muchos pasos en la dirección correcta, pero estamos lejos aún de ser el proyecto que pueda enamorar a las nuevas generaciones o incluso a una vanguardia joven de izquierda. Hay mucho de anquilosado en el discurso, mucho de absurdo en la manera en que se desenvuelve nuestra vida cotidiana, mucha pausa y mucho oportunismo colmando estructuras corroídas.

Desgraciadamente mi amigo no es el primer militante en partir y parece que tampoco será el último. Hay una militancia "dormida" fuera de Cuba y de los carnés que dice mucho de nuestras carencias en el plano político.

Si dañina es para una nación la emigración en masa de sus jóvenes, nefasto es para un proyecto revolucionario el cansancio de sus militantes, su partida, no importa si a otro país o a otros imaginarios. ¿Cuántas otras alertas serán necesarias?

7 comentarios:

  1. El problema también radica en la centralidad y el lugar regulador que se ha dado a lo político, al punto de situar la militancia en contradicción con la satisfacción personal - que incluye también lo económico -. Perdemos amigos, militantes, pero también, "militantes de la necesaria transformación cubana y mundial". desgraciadamente no creo que desde Canadá se pueda aportar mucho a la izquierda.

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  2. Carlitos, a todos nos ha sucedido lo que a ti con ese amigo. A los más viejos, como yo, nos ha pasado unas cuantas veces, en diversas etapas. Ver a un amigo querido desistir de lo que fue fundamento de la amistad es algo siempre doloroso y lamentable, que hace aflorar contradicciones tanto colectivas como personales. Pero cuando al final preguntas "cuántas otras alertas serán necesarias", pareciera que estás convencido de que se pudiera hacer algo puntual para que la decepción no funcione. Y en cierta medida me quedo esperando a que alguna vez nos hables de ese remedio milagroso.

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  3. Mañana vamos a reproducir esta entrada en Centropablonoticias www.centropablonoticias.cult.cu, como hecho otras veces, después de descubrirlas generalmente en el blog Segunda Cita. Incluiremos en este caso el comentario de Sivio que aparece aqui y unas palabritas introductorias: Por la honestidad, la transparencia y la humanidad de este texto, creemos que puede contribuir a la reflexión sobre los temas y sub-temas que plantea o menciona y que preocupan en estos momentos a tanta gente comprometida con el proyecto de transformación integral que propuso y alentó la Revolución Cubana desde sus inicios.


    gracias y abrazos,
    victor

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  4. Silvio, gracias por tu comentario. No creo en remedios milagrosos, pero sí en la necesidad de avanzar en terrenos clave: comunicación política, propaganda política, liderazgo (más allá de los históricos), contenido de las organizaciones sociales, espacios reales de participación democrática, organización de la vanguardia (más allá de la tenencia de uno u otro carnet) y la lista podría ser más larga. En algunos el problema es lo anticuado de los métodos, en otros el problema es la parálisis. Quizás lo peor es que miras las noticias, los discursos, los debates del Congreso y pareciera que no hay una identificación de que existen y de que son temas centrales para el futuro de Cuba.
    Avanzar en la construcción del Socialismo implica una mirada atenta a la economía, pero a la par del crecimiento cultural como nación, cuestión en la que todos estos temas resultan medulares.
    No será tan fácil, pero tampoco tan difícil. Al menos no me imagino que pueda ser tan difícil en un país con la tradición revolucionaria y la base intelectual del nuestro. No estaremos desperdiciando nuestros más caros recursos? Esa es la alerta.
    El problema con mi amigo es que aunque haya pesado lo material, las variables para su decisión serían otras si el entorno político fuera diferente. No importa cuán absurda sea la realidad si tienes algún mínimo horizonte y un espacio (el que sea) para transformarla.
    Gracias también a Fernandito y a Víctor.
    Carlitos

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  5. El problema no solo está en la militancia, sino en qué ofrece Cuba ahora mismo a sus ciudadanos y especialmente los jóvenes. Si antes de 1959 el modelo existente y el Estado se preocupaban por "aupar" a una pequeña parte de la población, la política inclusiva tras el triunfoimplicaba una "responsabilidad" con el destino colectivo. El problema sigue siendo cómo pasar del extensivismo (redistribuir la riqueza que estaba concentrada en unos pocos) al intensivismo (responder a las necesidades de las mayorías). Gracias por los comentarios y a Carlitos por este retorno.

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  6. Excelente texto y comentarios. Me siento aludido. Aunque no emigré, vivo la mayor parte de mi tiempo fuera de Cuba. Si que hay cansancios honestos y si que hay acomodados silentes. Cierto que lo que se dice en la prensa y lo que se publica de los debates de la Asamblea, se siente distante en contenido y tono de lo que resuena en las casas y en la calle. Como reclama Carlitos, falta mucho por mejorar en el debate y mucho por cambiar en los métodos y la edad de los protagonistas.

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  7. Solo ahora leo este texto, muy bueno. Deberìamos no ya colocarlo en un blog o sitio imposible de leer en la wifi . Deberìamos colocarlo ya en Juventud Rebelde.Quizà un dìa...

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