La artista Tania Bruguera, quien intentó infructuosamente reeditar el performance El susurro de Tatlin # 6 el pasado 30 de diciembre en La Plaza de la Revolución en La Habana, Cuba, hizo pública una carta en la que renuncia a la Distinción por la Cultura Nacional, otorgada por el Ministerio de Cultura, y a su condición de miembro de la Unión de Artistas de Cuba (UNEAC).
En el texto, dirigido al viceministro de Cultura Fernando Rojas –con quien ha tenido "discusiones ideológicas y acerca de la censura", según expuso–, la artista expone su distanciamiento de las mencionadas instituciones porque en vez de "abrir un diálogo y un espacio para el análisis estético, criminalizan, juzgan, reducen la respuesta hacia una obra en la generación del miedo hacia la obra y que además se desentiende".
Bruguera dice haberse autocensurado muchas veces ante el argumento de que no es el momento adecuado para "hacer una crítica o para usar una metáfora o para hacer una obra", pero que ha entendido que "el momento adecuado para un artista es SIEMPRE, pero sobre todo cuando se ponen en suspensión las maneras de evaluar lo social y lo humano". En su carta reivindica la autonomía del creador, que debe estar al servicio de la sociedad y no de un gobierno, así como reclama el derecho de los ciudadanos de tomar parte en los cambios que se den en Cuba:
"Los cambios en Cuba no pueden ser reales si la decisión viene desde arriba y se informa y se tiene que aceptar. Los cambios en Cuba no pueden ser reales si una opinión diferente se da cuando el gobierno lo invita. Los cambios en Cuba no pueden ser reales si lo cubanos tienen miedo a conocer a conocer ciertas palabras como por ejemplo Derecho Humanos. Lo cambios en Cuba no pueden ser reales si el cubano tiene miedo a que una opinión lo deje sin trabajo. Los cambios en Cuba no pueden ser reales si lo que le interesa al gobierno de los cubanos es su dinero y no sus ideas", declara.
En su documento Bruguera se lamenta de que el gobierno perciba como una amenaza la utilización de un micrófono abierto por el "cubano de a pie. ¡Qué triste un gobierno que meta preso al público de una obra de arte! Yo hoy no renuncio a mi pasado, sino que apuesto por nuestro futuro, porque Cuba no puede abrirse al mundo sin abrirse a los cubanos" concluye la misiva.
Bruguera se encuentra en el candelero desde mediados del mes de diciembre del pasado 2014, en que comenzó la convocatoria a los ciudadanos que quisieran participar en el performance (un intercambio de ideas en un micrófono abierto ubicado en la Plaza de la Revolución) a través de una plataforma denominada Yo También Exijo.
La convocatoria, que se conoció fundamentalmente a través de las redes sociales, fue publicitada por varios medios opuestos al gobierno cubano mientras que la prensa oficial se mantuvo en silencio o se limitó a publicar las condenas a Bruguera por parte de la sección de artistas plásticos de la UNEAC y el Consejo Nacional de las Artes Plásticas.
La situación explotó el día 30 de diciembre, día en que supuestamente se haría el acto, y en el que diversos opositores y agencias de prensa denunciaron su arresto y el de otros reconocidos disidentes cubanos como Antonio Rodiles, Reinaldo Escobar, y Eliécer Ávila, para que no pudieran asistir al acto. De igual forma, Bruguera declaró que le ha sido retirado su pasaporte y que está dispuesta a entablar pleitos legales contra las autoridades cubanas por las detenciones.
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