El Congreso de Estados Unidos, con mayoría republicana, afina estrategias para frenar la apertura ante Cuba, pero un importante sector empresarial norteamericano, que a su vez financia a legisladores, defiende el acercamiento y busca negocios. El choque de intereses puede cambiar el panorama.
"El partido republicano está mucho más dividido de lo que una gran mayoría imagina por la decisión del presidente estadounidense, Barack Obama, de restablecer relaciones con Cuba, al grado de que políticos de ese grupo, como del demócrata que reprochan la apertura, no representan las corrientes reales de lo que se esta cuajando", dice Carl Meachan, exasesor en la comisión de Relaciones Exteriores del Senado de EEUU.
"La única forma de frenar por completo a Obama es cortando financiamiento en algunas áreas de diversos departamentos, como Comercio, Estado y Tesoro, y no hay consenso en el Congreso en cuanto a eso", acota Meachan, experto del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (Csis).
El brazo ejecutor del embargo estadounidense sobre Cuba es el Congreso. Al tanto de esto, Obama tomó medidas de apertura que no "incumben" al Legislativo, aunque éste tiene vías para presionar, como por ejemplo que el Senado no confirme a un embajador ante La Habana, explica Tomas Bilbao, del Cuba Study Group.
Bilbao advierte que muy bien una embajada podría funcionar con un encargado de Negocios, aunque la operatividad de una misión con bajo presupuesto sería un riesgo de seguridad donde el responsable, si ocurre algo, podría ser el propio Congreso estadounidense.
El nuevo Legislativo promete ser mucho más riguroso en el cumpliendo de Ley de Libertad y Solidaridad Democrática con Cuba, en la que se enmarca el embargo de 1962, así como La Ley Helms-Burton de 1996 y Ley Torricelli, con lo que se darían más presiones conforme hay más apertura, tal como ocurre en el caso de Irán.
Una jugada más ruda puede ser negar la aprobación de la ley de financiamiento total de departamentos que tengan relación con el caso cubano, lo que todos los expertos ven como algo "casi imposible".
Meachan cree que el senador republicano de Florida Marco Rubio, cubano-estadounidense crítico de la decisión de Obama, "no representa la ortodoxia republicana, así como tampoco Robert Menéndez la ortodoxia demócrata en el tema".
"No puedo hablar de porcentajes sobre cuántos están a favor de abrirse hacia Cuba dentro del Congreso. Lo cierto es que la posición hacia reformar la política es minoría en el Congreso", acota Meachan.
"Hay senadores de ambos partidos que tratan de reformar la política hacia Cuba. Está el senador Flake y Ensy del lado republicano. Hay otros senadores demócratas que están también considerando distintas maneras, entre ellos el senador Leahy, que están tratando de organizarse para lidiar con distintas maneras de la reforma", recuerda el especialista.
Conforme estas luchas de poder toman cuerpo, es el sector alimenticio norteamericano el que ha comenzado a dar batalla tras crear la "Comisión Agrícola de EEUU para Cuba", que está cabildeando en el Congreso para el levantamiento del embargo.
Una docena de estados agrícolas estadounidenses, bajo administración republicana y demócrata, ansía elevar exportaciones alimentarias a Cuba, que en 2014 cerró en $300 millones.
Obama anunció el 17 de diciembre, entre otras cosas, que permitiría a compañías de su país vender materiales agrícolas y de construcción, y servicios de telecomunicaciones en Cuba que ayudara al incipiente sector privado de la isla.
La base de poder de este sector, además de generar ganancias por $153 mil millones de dólares, de acuerdo con el Departamento de Comercio, es que muchos de sus miembros son financistas del partido demócrata y republicano.
Un levantamiento del embargo permitirá exportar productos cubanos a EEUU, pero la isla seguiría dependiente de la venta de servicios médicos al "tercer mundo", ya que no puede ofrecerlo a su mayor vecino.
Tomando en cuenta que las líneas de inversión con China, Rusia y Brasil superan los 5.000 millones, para La Habana es clave mantener a Venezuela, China y España como primeros socios comerciales, que daban cuenta hasta del 59% de su comercio exterior, según el Anuario Estadístico cubano.
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