Cartas desde Cuba se ha convertido en un peligro ideológico para los estudiantes de la Universidad de las Ciencias Informáticas. Al menos eso parece desprenderse de la decisión de bloquearnos, durante varios días, para impedir que los alumnos nos lean.
Curiosamente, en ese mismo periodo, los censores les permitieron el acceso al Nuevo Herald de Miami y otras páginas del exilio cubano, todas abiertamente anticastristas. Al parecer las consideran menos dañinas para la ideología de sus estudiantes.
Hace algunos años critiqué la inconsecuencia de la política informativa y un colega cubano me respondió con una sonrisa: "¿cuál política Informativa?". Es que la censura parece carecer de toda lógica, como si fuera producto de los amaneceres del funcionario de turno.
Nos vetan en medio de la reunión entre Cuba y los EEUU. La medida llegó tras un comentario en el que se mencionan los riesgos que podría enfrentar la nación en el futuro. Cometimos el pecado capital de plantear dudas, mencionar riesgos y hacernos preguntas.
El post "De plaza sitiada a plaza visitada" lo escribí pensando en los jóvenes, en cuyas manos está el futuro de Cuba y de su cultura. Ellos son los que tendrán que enfrentar los retos y sortear los riesgos que implicará vivir en armonía con tan poderoso vecino.
Pero esos jóvenes lo tuvieron que leer utilizando VPN, proxis o pasándoselo unos a otros en memorias, igual que ocurre con los programas prohibidos de Pánfilo, con las conferencias de Juan Triana o las críticas del Secretario del PCC en Santiago de Cuba, emitidas solo en la provincia.
Resulta gracioso que pretendan impedirles el acceso a algunas páginas web a los jóvenes que la universidad prepara para utilizar las nuevas tecnologías. Nadie mejor que estos chicos y chicas para saltarse cualquier barrera que les impida el acceso al ciberespacio.
Me queda una duda, no sé si la decisión la tomó el aparato oficial de censura o "el extremista de guardia" de la UCI, ese que aspira a convertirla en la Universidad de la Censura de Internet. De cualquier manera, sea de una u otra forma, es alarmante.
Si fue una respuesta del aparato oficial asusta porque evidencia que la tolerancia al debate se está reduciendo, a pesar de que el propio Presidente de la República, el General Raúl Castro, dijo que del intercambio de opiniones diferentes salen las mejores soluciones.
Pero si se trató de una acción individual asusta mucho más porque implica que cualquiera tiene poder para censurar a los estudiantes universitarios cubanos. Significa que un cuadro local, aunque no tenga ni marco, puede decidir que leen y que no leen los jóvenes.
Lo paradójico es que en el mismo momento en que la TV cubana me entrevistaba y emitía en sus noticieros mis opiniones sobre el encuentro bilateral Cuba-EEUU, en la UCI deciden utilizar filtros para impedir que estas lleguen a sus alumnos.
El asunto parece muy de Macondo. Ojalá que solo se trate de una descoordinación de la censura porque sería trágico para Cuba que se estuviera descentralizando la actividad con el fin de darles mayor autonomía a los pequeños censores locales.
La masificación de la censura lleva a situaciones tan ridículas como cuando en Sudamérica prohibían tangos clásicos por sus letras subversivas o arrestaron a un joven por llevar un libro de arte sobre "El cubismo", pensando que se trataba de una tendencia política pro cubana.
Siendo un adolecente una prisionera política me regaló un marca libros de cuero. El censor de la prisión al entregármelo me dijo riendo "mira que dicen tonterías estos intelectuales". Ella había escrito con fuego: "Cuando un dedo señala la luna los idiotas miran el dedo".
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