Las recientes noticias del pasado 17 de diciembre destaparon todas las alertas. Tras casi 54 años de tensiones bilaterales Cuba y Estados Unidos anunciaban la decisión de reanudar relaciones diplomáticas, y la onda expansiva no tardó en llegar a una de las pasiones que ambos pueblos comparten: el béisbol.
Pocas horas más tarde de las apariciones presidenciales en La Habana y Washington, y ante la inevitable pregunta de qué podría traer todo esto como consecuencia, la máxima dirección de la Major League Baseball (MLB) daba la siguiente declaración en su página oficial: "Estaremos pendientes a este importante acontecimiento, y mantendremos a nuestros equipos informados sobre cualquier impacto que esto pueda tener en la forma en que operan con cualquier asunto relacionado con Cuba".
En realidad, la MLB y sus directivos no fueron más allá de los hechos. Viejos lobos en el negocio de las contrataciones y con más media década en estos trajines —los relacionados con Cuba, claro está—, la Oficina del Comisionado de la MLB se limitó a declarar lo único seguro hasta el momento: concretamente nada ha cambiado después del 17 de diciembre, salvo —quizás— que ahora es posible soñar con un futuro menos lejano.
En la actualidad juegan en las distintas franquicias de las Gran Carpa más de una veintena de peloteros cubanos, número que irá en ascenso para 2015 y donde destacan José Dariel Abreu (seleccionado Novato del Año en la Liga Nacional en 2014), Alexei Ramírez, Yoennis Céspedes, Yasiel Puig y Aroldis Chapman —todos estos incluidos en el Juegos de las Estrellas de la recién concluida temporada. Ninguno de ellos ingresó a la MLB con una nacionalidad cubana, uno de los requisitos indispensables para su contratación en las Mayores.
Amén de que la máxima organización del béisbol en Estados Unidos acogió con evidente beneplácito las medidas de contratación aprobadas por Cuba en septiembre de 2013, desde entonces también dejó muy claro que mantendrían una observancia total de las leyes norteamericanas, como corresponde. Ello, dicho sin demasiados rodeos, significa que tanto la MLB como Cuba jamás podrán sostener cuerdos laborales en tanto siga vigente la actual legislación estadounidense y los cubanos continúen en la mira de la Oficina de Activos Extranjeros (OFAC), adscrita al Departamento del Tesoro.
Por su parte, la Federación Cubana de Béisbol, ha ratificado su posición de mantener conversaciones sobre la posible contratación de jugadores cubanos en ligas foráneas, lo cual incluye a la MLB, como se explicó desde la puesta en marcha de la nueva política.
Actualmente, la decisión no ha variado. Según aseguró Antonio Díaz Susavila, jefe de prensa de la Dirección Nacional de Béisbol en Cuba, para 2015 se ampliará el número de certámenes en el cual tomarán parte peloteros cubanos. Recordemos que durante el primer año de experiencias solo cuatro atletas en activo vieron acción en Béisbol Profesional Japonés (NPB).
Susavila explicó que aún no se han oficializado tales acuerdos, y no se firmarán hasta el próximo año, pero que uno de los venideros destinos será la lid koreana. Además, existen posibilidades de inserción en ligas latinoamericanas, aunque tales opciones deberán evaluarse detenidamente para evitar que se repitan situaciones similares a la vivida con Alfredo Despaigne en su paso por el club mexicano de Campeche.
Concretamente, en referencia a la MLB, Susavila recalcó que la posibilidad de negociar posibles acuerdos está hoy frenada por las leyes norteamericanas, pues Cuba se ha mostrado en total disposición de establecer acuerdos para sus principales figuras. "Para ser exactos, la MLB y nuestra parte, están atadas por las leyes del bloqueo y la persecución de la OFAC", concluyó.
Si se quiere, para entender las disyuntivas que enfrentan hoy ambos gobiernos, bastaría maximizar a niveles gubernamentales la imposibilidad de concretar pasos definitivos en el béisbol. Las dos partes se han pronunciado de mutuo acuerdo por una relación normal en la cual ambas salgan beneficiadas. Las dos partes, en el deporte y la política, se ven atascadas por una ley que escapa de sus manos.
Además, como muestra clara de que nada se ha transformado luego del 17 de diciembre, Cuba participará otra vez con el estatus de "invitada" en la próxima edición de la Serie del Caribe que acogerá Puerto Rico en el mes de marzo. Para el evento en suelo boricua los directivos cubanos solicitaron su inscripción como miembro pleno, pero volvieron a toparse con las regulaciones de la OFAC, según pudo conocerse.
Mucho se ha especulado en estos días, y no es para menos. La piedra lanzada al estanque el pasado 17 de diciembre no deja de enviar ondas a las dos orillas. Sin embargo, resulta improbable que veamos cambios palpables en poco tiempo, pues para ello el Congreso estadounidense deberá revocar las sanciones del bloqueo convertidas en ley desde 1996, una facultad que no posee hoy el propio Presidente de ese país. Y con una mayoría republicana en los asientos del Capitolio, el panorama se complejiza.
Aun así, no cabe duda de que el restablecimiento de las relaciones entre los dos países hace soñar a muchos con el regreso pleno de las huestes cubanas al máximo escenario del béisbol en el planeta, un sitio en el cual se reúne el talento y se edifican leyendas.
Por el momento solo resta esperar y tomar, cautelosos, la posición asumida por la Oficina del Comisionado de la MLB. Hasta tanto un golpe seco derribe las barreras construidas en los últimos 54 años, las negociaciones entre las Grandes Ligas y Cuba son imposibles. No obstante, todos seguiremos pendientes.
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