Si las medidas que tomó el gobierno de Barack Obama para normalizar las relaciones con Cuba llevan al fin del embargo de Estados Unidos a la isla, podría reavivar las batallas por los derechos de vender en el país norteamericano dos de las exportaciones cubanas más codiciadas: cigarros y ron.
El anuncio de la semana pasada significa en principio sólo un cambio incremental para los estadounidenses amantes de los cigarros y el licor cubano. A quienes cumplan con los requisitos para viajar legalmente a Cuba, el gobierno estadounidense les permitirá retornar con hasta US$100 por persona en cigarros o alcohol comprados en la isla.
Dann Carr, presidente de General Cigar Co. Inc., uno de los mayores fabricantes y minoristas de cigarros de alta gama, estima que el viajero promedio podría comprar unos dos cigarros cubanos de primera calidad para llevar de regreso a EE.UU. Sin embargo, no será legal revenderlos. Agrega que el impacto será insignificante para la industria de cigarros estadounidense, a no ser que EE.UU. levante el embargo a Cuba, lo cual requiere de aprobación del Congreso. "Por ahora no es relevante", dice Carr.
Los cigarros cubanos son considerados unos de los mejores del mundo por los aficionados. Las ventas en EE.UU. —el mayor mercado mundial, con unos US$6.700 millones de facturación anual, según la Asociación de Cigarros de EE.UU.— darían un importante impulso a la industria de cigarros cubanos, que actualmente registra más de US$400 millones en ingresos anuales, según Richard Feinberg, profesor de la Universidad de California en San Diego, quien ha escrito informes sobre la economía cubana.
Imperial Tobacco Grop PLC, con sede en el Reino Unido, actualmente distribuye todos los cigarros cubanos que se venden en el resto del mundo a través de una empresa conjunta con la estatal Empresa Cubana del Tabaco, o Cubatabaco. Las ventas de cigarros cubanos aportaron 28 millones de libras esterlinas (US$43,9 millones) en ganancias al total neto de 1.450 millones de libras que obtuvo Imperial en el año fiscal finalizado el 30 de septiembre.
Imperial ya había indicado que aumentaría la producción e intentaría sacar ventaja del mercado estadounidense si se levantara el embargo. Por ahora, "lo único que hacemos es seguir la situación de cerca", dijo un vocero de la firma.
El levantamiento del embargo podría también reabrir una disputa sobre los derechos de la marca Cohiba en EE.UU. Cohiba es una de las marcas más reconocidas de cigarros cubanos. Las versiones del cigarro fabricadas en la isla, distribuidas por Imperial, se consiguen fuera de EE.UU. En ese país se vende una versión alternativa de la marca, fabricada en República Dominicana. El nombre Cohiba es propiedad de Scandinavian Tobacco Group, que es dueña de General Cigar.
Scandinavian Tobacco ganó en 2013 una disputa judicial de 16 años contra Cubatabaco por los derechos de Cohiba en EE.UU. Como consecuencia, Imperial tendría que depender de otras marcas como Romeo y Julieta, una versión fabricada en República Dominicana que actualmente se consigue en EE.UU. a través de Altadis USA, que es propiedad de Imperial.
Scandinavian Tobacco e Imperial Tobacco prefirieron no realizar comentarios sobre la disputa en torno a Cohiba.
En el caso del ron, las batallas por las marcas datan de la revolución cubana. Bacardi & Co. fue fundada en Cuba pero se marchó luego de que sus operaciones fueron nacionalizadas por el gobierno de Castro. Más tarde disputó con Cuba y el fabricante de bebidas alcohólicas francés Pernod Ricard SA los derechos sobre la marca de ron Havana Club.
Bacardi compró Havana Club a los fundadores de la marca en 1997 y ganó una serie de casos judiciales en EE.UU. que le otorgaron los derechos sobre la marca en ese país. Comenzó a distribuir una versión del ron fabricada en Puerto Rico en 2006.
Pernod Ricard, que en 1993 lanzó una empresa conjunta para distribuir Havana Club en todo el mundo, disputó los derechos de distribución de Bacardi. El grupo francés distribuye en 120 países una versión de la marca fabricada en Cuba y planea desafiar a Bacardi en EE.UU. con una nueva marca de ron cubano llamada Havanista, cuyo lanzamiento está previsto para el momento en que EE.UU. levante el embargo a Cuba.
Pernod Ricard dijo que la decisión de EE.UU. de permitir que los estadounidenses importen hasta US$100 de bebidas alcohólicas ahora permitirá que la gente traiga a casa "una botella del verdadero y genuino ron cubano Havana Club".
Bacardi no fabrica ron en Cuba desde que se fue del país en 1959, así que no podría usar el mismo argumento que Pernod. Facundo Bacardi, presidente de la junta de Bacardi, ha indicado que la empresa pretende regresar a Cuba, pero la decisión dependerá de una mejora de los derechos humanos.
"Deberemos esperar y ver cuáles son los impactos", señaló Bacardi el miércoles. "Esperamos que haya mejoras significativas en las vidas de los cubanos y seguiremos cualquier cambio con gran interés".
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