LA HABANA. "No ha de temerse la sinceridad" se titula una Declaración de un grupo de doce cineastas cubanos que ha comenzado a circular por correo electrónico dentro de la Isla.
En ella, figuras como el director Fernando Pérez o los guionistas Arturo Arango y Senel Paz, denuncian la censura de la película Regreso a Ítaca, durante el 36 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, recién finalizado.
Según relata el documento "por imposición de las máximas autoridades del Ministerio de Cultura y el ICAIC, la dirección del Festival fue obligada a retirar la película Regreso a Ítaca, del director francés Laurent Cantet".
Regreso a Ítaca estuvo programada para una única exhibición el pasado 12 de diciembre en la sala Charles Chaplin, durante las jornadas del Festival…, pero nunca fue proyectada.
La película, basada en un guión del escritor cubano Leonardo Padura, inspirado en su libro La novela de mi vida, representa el reencuentro entre cinco amigos que se reúnen para celebrar el regreso de Amadeo, después de dieciséis años de exilio.
"Esta película sólo se podría haber rodado ahora, no antes. Es muy importante para la audiencia cubana ver la película, porque es la primera vez que este tipo de cosas se pueden decir. Los tiempos están cambiando", declaró Cantet en una entrevista de septiembre de este año, unos meses antes de recibir la noticia de que su película no sería exhibida en el más importante evento cinematográfico en el país.
Los cinco amigos, interpretados por Isabel Santos, Jorge Perugorría, Fernando Hechavarría, Néstor Jiménez, y Pedro Julio Díaz Ferrán pasan horas reunidos en una azotea de La Habana recordando su juventud y haciendo balance de su esperanza pasada y su desencanto presente.
"Regreso a Ítaca -afirma la Declaración- se rodó en Cuba como un servicio del ICAIC, lo que hace aún más grave la censura ejercida en su contra y pone en tela de juicio la responsabilidad y profesionalidad de los dirigentes del Instituto y del Ministerio de Cultura. El ejercicio de la censura dentro de la Revolución jamás ha dejado saldos positivos."
La película, además de tratar un tema sensible para la mayoría de los cubanos, afectados de diversas maneras por disímiles trances migratorios desde la isla, ha recibido ya varios premios como el de la sección Giornate degli Autori en el Festival de Venecia y el Premio Abrazo a la mejor película en el 23 Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz, en octubre pasado. Su director fue merecedor del premio Palma de Oro por su película La Clase, en 2000.
Los artistas firmantes, forman parte también del llamado g-20: un grupo de cineastas que están lidereando los debates con las autoriades del ICAIC y del Ministerio de Cultura para conseguir una Ley de Cine, y la modificación de las condiciones organizacionales para la producción cinematográfica en el país.
La protesta también incluye una crítica a la Unión de Escritores y Artistas de Cuba: "Falta, en la UNEAC y en otras instancias, compromiso ante los problemas reales de la cultura, las preocupaciones que angustian a los creadores como parte del pueblo al que se deben, e implicación en zonas de conflictos que están afectando, mediante equívocos y la ausencia de diálogo verdadero, las relaciones entre los artistas y la dirección del país."
Este tipo de declaraciones públicas críticas respecto a la política de las instituciones culturales en Cuba no ha sido un método tradicional entre creadores de tan alto rango artístico.
En las próximas horas las autoridades del sector podrían esgrimir sus argumentos, pero por ahora, se trata de una denuncia contumaz a un acto de censura que ya no va a pasar desapercibido.
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