Tomado de El Debate, por AP
Eso debe comenzar a quedar en claro cuando la administración del presidente Barack Obama y el gobierno comunista de Raúl Castro comiencen a normalizar más de medio siglo de amarga animosidad entre Estados Unidos y Cuba.
Pero es algo que no sucederá de la noche a la mañana. Estos son algunos de los probables escenarios:
Reanudar relaciones diplomáticas plenas:
Aunque las relaciones internacionales pueden estar sujetas a leyes aprobadas por el Congreso, la Casa Blanca disfruta de una amplia latitud en materia de reconocimiento diplomático. Un intercambio de notas entre Washington y La Habana sería suficiente para normalizar las relaciones diplomáticas, pero eso debe estar precedido por acuerdo sobre una serie de entendimientos separados que gobiernen esas relaciones.
Las discusiones de alto nivel para llegar a estos entendimientos comenzarán a finales de enero en La Habana como parte de las conversaciones de inmigración ya programadas entre los dos países. La principal diplomática estadounidense para las Américas, Roberta Jackson, subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental, liderará la delegación estadounidense. Jacobson dijo a los reporteros el jueves que el proceso es muy "mecánico" y no está vinculado a que los dos países lleguen a acuerdos en temas de gran preocupación para Estados Unidos, notablemente el historial de derechos humanos de Cuba.
Esos entendimientos tampoco dependen de la solución reclamaciones legales pendientes de un país contra otro y de compañías privadas que son necesarias para la normalización, agregó la funcionaria. Sin embargo, el presidente Obama y otros mantienen que la mejora del respeto a los derechos humanos y otros temas contenciosos, incluidas las demandas, seguirán siendo prioridades clave de Estados Unidos en el proceso a seguir.
Las relaciones diplomáticas entre Washington y la Habana se interrumpieron en 1961 pero se reanudaron parcialmente en 1977 con la creación de secciones de intereses de los dos países, con personal diplomático en las respectivas capitales. Esas instalaciones están técnicamente bajo los auspicios de Suiza, que sirve como "potencia protectora" tanto para Cuba como Estados Unidos en las respectivas naciones. Una vez que se establezcan relaciones diplomáticas plenas, esas secciones de interés se convertirían en embajadas.
Reapertura de la embajada de EEUU en La Habana y nominación de un embajador:
Al igual que con el reconocimiento, la Constitución de Estados Unidos otorga al poder ejecutivo amplia autoridad para abrir y cerrar instalaciones diplomáticas. Pero el Congreso debe aprobar los fondos necesarios para su aprobación y el Senado debe aprobar las nominaciones a embajador. Varios senadores opuestos al cambio de política del gobierno han amenazado con retener fondos a una embajada en La Habana y bloquear a cualquier nominado a embajador. Pero como el Congreso ha financiado la sección de intereses y su personal en La Habana desde hace 37 años, que ofrecen servicios vitales a estadounidenses y cubanos, el gobierno no cree que el Congreso bloquee los fondos para convertir la sección en una embajada. El Departamento de Estado dice que planea usar el mismo edificio en que está la sección de intereses en este momento, una estructura de seis pisos que fue la embajada desde 1953 hasta 1961, y no espera que el cambio cueste significativamente más que ahora.
Elegir un embajador podría ser más problemático porque un solo senador puede bloquear la nominación. Funcionarios del gobierno esperan que cualquier nominado enfrente un proceso de confirmación complicado, pero señalan que las funciones de embajador con frecuencia las realizan un subjefe de misión o un encargado de negocios. El gobierno dice que espera abrir la embajada "en pocos meses", pero ese cronograma lo dictará la rapidez con que se desarrolle el esfuerzo más amplio de normalización.
Eliminar el embargo y la designación de "estado patrocinador del terrorismo":
El poder ejecutivo no tiene la autoridad para abolir el embargo, establecido en 1963, pero puede tomar medidas para mitigar su efecto. Sólo el Congreso puede levantar el embargo con una ley, y funcionarios del gobierno reconocen que no tienen optimismo de queso ocurra pronto. Sin embargo, creen que aliviar las sanciones a final de cuentas ayuda a establecer en Cuba condiciones que logren persuadir a los opositores a la normalización de votar a favor de poner fin al embargo.
Además del embargo, Cuba está sujeta a sanciones bajo otras leyes, como su designación en 1982 en calidad de "estado patrocinador del terrorismo". Esa designación restringe la asistencia de Estados Unidos, prohíbe las exportaciones de material de defensa, controla las exportaciones de materiales de uso civil-militar y establece numerosas restricciones financieras y de viaje. Obama anunció que había instruido al secretario de Estado, John Kerry, a comenzar una revisión de la designación, proceso que demorará seis meses y que es necesario para sacar a Cuba de la lista. Funcionarios declinaron pronosticar el resultado de la revisión, pero reconocen que la Casa Blanca no lo hubiera ordenado sin tener a la vista la eliminación de la designación.
Cuba también está sujeta a sanciones bajo la Ley de Comercio con el Enemigo, la Ley Helms-Burton y otras, que tendrían que ser derogadas por el Congreso, pero cuya aplicación menos estricta el gobierno pudiera adelantar por su parte.
Alivio de sanciones antes de levantar el embargo:
Los estadounidenses no deben apresurarse todavía a viajar a Cuba. El alivio de las restricciones de viaje, comercio y divisas anunciados el miércoles no entra en vigor hasta que los departamentos de Comercio y Tesoro revisen las normas y publiquen los cambios en el Registro Federal. Eso pudiera demorar semanas, en el mejor de los casos.
El gobierno afirma que las leyes sobre las visitas de estadounidenses a Cuba se liberalizarán para permitir viajes en categorías que en el pasado han necesitado una licencia especial de la Oficina de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro. Esas categorías son: visitas familiares, visitas por asuntos oficiales de Estados Unidos, periodismo, investigaciones y reuniones profesionales, actividades educativas o religiosas, presentaciones artísticas y apoyo humanitario. Ya tampoco harán falta licencias específicas para negocios relacionados con las telecomunicaciones y enlaces de internet con Cuba.
Además, los estadounidenses con familiares en Cuba ahora podrán enviarles un máximo de 2.000 dólares cada tres meses, en comparación con 500 dólares anteriormente, y los estadounidenses que visten la isla podrán importar legalmente mercancía comprada allí por un valor máximo de 400 dólares, incluidos un máximo de 100 dólares en tabaco y alcohol. También se permitirá que esas compras se hagan con tarjetas de crédito y débito emitidas por bancos estadounidenses.
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