El histórico acuerdo que pone fin a cinco décadas de hostilidades entre Washington y La Habana tiene a sus más acérrimos enemigos en suelo estadounidense y a pocos pasos de la Casa Blanca, se trata de un grupo de congresistas, la mayoría republicanos, cuya influencia será decisiva en la culminación del pacto.
El peso que tendrán los republicanos en las negociaciones con Cuba no debe soslayarse, pues a diferencia de las medidas ejecutivas – como la de inmigración – que puede adoptar el presidente de modo unilateral, el embargo económico impuesto a Cuba en los años sesenta, que se reforzó en 1996 con la Ley Helms-Burton, no puede ser levantado sin la aprobación del Congreso.
Esa eventual aprobación no será nada fácil, dado que la oposición republicana controlará la Cámara de Representantes y el Senado a partir de enero próximo.
El presidente anunció el miércoles una serie de medidas que incluyen la flexibilización de las restricciones a los viajes y el comercio bilateral, así como a las remesas que reciben los cubanos desde territorio estadounidense, pero además pidió al Congreso que inicie un debate "serio y honesto" sobre el embargo económico.
Además de negarse a levantar el embargo ¿qué más pueden hacer los congresistas para frenar el acercamiento con Cuba?. Una de las medidas que los republicanos opositores han prometido es frenar los fondos a cualquier medida que busque cambiar la política de EEUU hacia Cuba.
El aire de optimismo que reina en la isla contrasta con la realidad, el cambio no será fácil ni rápido.
Por ejemplo, el senador de origen cubano Marco Rubio ha dicho que hará todo lo que esté en sus manos para evitar un acercamiento con el gobierno de Castro, y ha asegurado que el Gobierno "tendrá dificultades" para encontrar los votos necesarios para que el Legislativo apruebe fondos para una embajada en La Habana y la designación de un embajador.
Junto a él, también se oponen otros legisladores republicanos de peso como Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart, e incluso demócratas como el senador Bob Menéndez, que consideró que las medidas de Obama son "una recompensa que un régimen totalitario no merece", aunque también hay otras voces republicanas más moderadas, como el senador de Arizona Jeff Flake, que aprueban el acercamiento a la isla después de más de 50 años de enemistad.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, ya dijo que no reconsiderará las relaciones con Cuba, ni permitirá que se normalicen, hasta que los cubanos "disfruten de la libertad, y no un segundo antes".
Entonces ¿qué sí puede hacer Obama?
La secretaria de Estado adjunta para Latinoamérica, Roberta Jacobson, defendió el jueves que el establecimiento de relaciones diplomáticas completas con Cuba está dentro de los límites legales de las atribuciones del presiente.
Jacobson explicó, en una rueda de prensa en el Departamento de Estado, que los anuncios que hizo el presidente no tendrán efecto inmediato y que la restauración de las relaciones diplomáticas se tienen que desarrollar junto con el Gobierno cubano.
En cuanto a las remesas y las licencias de viaje, indicó que deben hacerse cambios regulatorios en los que el Departamento del Tesoro y de Comercio así como otras agencias ya están trabajando, por lo que no entrarán en efecto hasta que se publiquen, dijo, sin dar una fecha.
Si bien reconoció que depende de los congresistas la autorización de los fondos, la secretaria de Estado adjunta señaló la importancia "para cubanos y estadounidenses" de tener una embajada en La Habana, al igual que existe ahora una sección de intereses.
"Una de las formas que tenemos de ver cómo está la comunidad disidente -subrayó- es teniendo representación en la isla".
Obama podría emprender una campaña
Aunque todavía es pronto para hablar de los siguientes pasos después del inesperado anuncio de la Administración Obama, algunos expertos creen que el mandatario va a empezar una campaña para fomentar el acercamiento.
"Obama va a movilizar a la opinión pública, luego formará una coalición de demócratas y republicanos y sobre todo de empresas americanas con interés en hacer negocios en Cuba, especialmente el sector agrícola, para lograr apoyos con sus medidas", aseguró a Efe el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Iowa Steffen Schmidt.
El vocero de la presidencia aceptó que el mandatario cubano podría visitar la capital estadounidense. "Va ser una lucha muy dura con los políticos más conservadores anticomunistas, sobre todo los cubano-americanos", vaticinó Schmidt, que señaló, no obstante, que también "hay muchos miembros del Congreso que están de acuerdo con la normalización".
En opinión del experto, la política pasada "estaba ya en bancarrota y no funcionaba, en algún momento tenía que comenzar el cambio y esto es lo que Obama está facilitando".
La nueva apertura con Cuba, agregó Schmidt, "tomará mucho tiempo", de ahí que sea "importante comenzar hoy".
Un poco de historia
No siempre el Congreso tuvo una influencia tan importante sobre el embargo. Durante décadas éste se ejecutó por decretos presidenciales, pero después de que aviones de la Fuerza Aérea de Cuba derribaran dos avionetas del grupo anticastrista "Hermanos al Rescate", el Congreso, con el apoyo del presidente demócrata Bill Clinton, convirtió el embargo en la llamada Ley Helms-Burton.
Legisladores republicanos por Florida, donde se concentra la mayor parte de la comunidad cubana, han criticado duramente la decisión de Obama y han advertido de que se reservan "todo tipo de acciones" para bloquear en el Congreso la decisión del presidente de restablecer las relaciones diplomáticas con Cuba.
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