La decisión de la Casa Blanca de normalizar sus lazos diplomáticos con Cuba les daría a las empresas de Estados Unidos acceso a un mercado que ha estado fuera de su alcance por más de medio siglo y que hoy tiene menos atractivo comercial de lo que tuvo alguna vez.
Las empresas estadounidenses, desde la automotriz General Motors Co. GM +1.37% hasta el gigante de la agroindustria Cargill Inc. y el minorista de muebles para el hogar Ethan Allen Inc. ETH +3.13% aplaudieron el anuncio de la Casa Blanca de que restaurará sus relaciones diplomáticas con Cuba y que empezará a desmantelar el embargo que estableció hace 54 años. El esfuerzo incluye medidas para alentar el comercio entre ambas naciones, como la autorización de algunas exportaciones estadounidenses a Cuba, el levantamiento de las restricciones a las transacciones financieras y la flexibilización en los límites a las remesas de dinero a ese país.
"Cuba necesita todo lo que producimos en EE.UU.", dice Bill Lane, director global de asuntos gubernamentales para Caterpillar Inc., CAT +1.95% quien señaló que la compañía espera poder abrir pronto un concesionario en Cuba que venda equipos para la agricultura, la minería y la construcción. "Hemos estado pidiendo una nueva política hacia Cuba desde hace 15 años".
Aun así, muchas compañías no se animaron a prometer que invertirán en Cuba. Las oportunidades abundan en agricultura, telecomunicaciones, comercio minorista, turismo y recursos humanos, pero quedan pendientes muchos obstáculos. El mayor escollo sigue siendo el embargo a un comercio total entre los dos países, una política que puede ser levantada sólo por el Congreso.
EE.UU. ahora permitirá ciertas exportaciones a Cuba, como materiales de construcción residencial, equipo agrícola y bienes utilizados por pequeños negocios como restaurantes y barberías. Las autoridades de EE.UU. dijeron que el año pasado EE.UU. exportó a Cuba US$300 millones en medicinas y US$3.000 millones en alimentos, que están exentos del embargo, lo que señala el potencial de la isla para los exportadores estadounidenses.
Los ciudadanos estadounidenses que visiten Cuba podrán regresar a casa con hasta US$400 en bienes, incluidos US$100 en tabaco y alcohol, lo que permitirá una pequeña cantidad de puros y ron cubanos en EE.UU., aunque no para ser revendidos. Sin embargo, la prohibición a los viajes de turismo a Cuba debe ser levantada por el Congreso, dijeron las autoridades. "Lo que estamos haciendo es autorizar tantos viajes como sean posibles dentro de los límites de la legislación", dijo un funcionario. "Creemos que eso conducirá a un aumento significativo en los viajes".
En la década del 50, los lazos comerciales cubano-estadounidenses estaban en su auge. Pan American World Airways transportaba a turistas estadounidenses a casinos y resorts de La Habana, Cuba era un importante exportador de azúcar y EE.UU. era su principal socio comercial e inversionista. Los recursos naturales de la isla eran una fuente de ganancias para las empresas estadounidenses.
Desde que se instauró el embargo estadounidense en 1960 después de que los comunistas de Fidel Castro asumieron el poder en Cuba, las firmas de EE.UU. perdieron los 11 millones de consumidores que tenían a 145 kilómetros de la costa de Florida y desde entonces los estadounidenses han tenido poco acceso a los puros cubanos y el ron Havana Club.
La economía de Cuba hoy en día sigue siendo altamente controlada por el gobierno, sus consumidores relativamente pobres y su mercado atendido por multinacionales de otros países que no cortaron lazos con la isla. Esos factores podrían limitar las oportunidades incluso si el Congreso decidiera revertir el embargo estadounidense.
Johanna Mendelson Forman, una académica residente de la Universidad Americana que estudia América Latina, dijo que las primeras inversiones estadounidenses en Cuba provendrán de emprendedores deseosos de probar una nueva frontera. Los cubanos-estadounidense "están listos para subir al tren", dijo.
Luis Coello, quien llegó a EE.UU. desde Cuba en 1996 cuando tenía 9 años, empezó a vender tarjetas de para hacer llamadas a la isla en la década del 90. Después, intentó construir un cable submarino de fibra óptica desde Key West, en Florida, hasta La Habana, pero el proyecto nunca fructificó. El miércoles, Coello dijo que redoblaría sus esfuerzos en un nuevo negocio para vender teléfonos celulares que pueden hacer llamadas baratas a Cuba.
"En este momento, el sector de telecomunicaciones del país está disponible para el mejor postor", dijo Coello. "Es una enorme oportunidad".
Las grandes empresas de telecomunicaciones podrían ser más cautas. Mientras AT&T Inc. T +1.10% y Verizon Communications Inc. VZ +0.95% ofrecieron su apoyo al proyecto de cable submarino de Coello, no está claro si hoy invertirían. Aunque Cuba es un mercado potencialmente atractivo dado su mínima penetración de Internet y telefónica celular, la inversión de las compañías dependerá de qué regulaciones se establezcan en Cuba, dijo Sergey Dluzhevskiy, un analista de Gabelli & Co.
Las aerolíneas estadounidenses se han preparado para la oportunidad de volar a la isla por años, operando vuelos para unas cuantas empresas chárter a Cuba autorizadas por el gobierno de EE.UU. American Airlines Group Inc., por ejemplo, vuela a Cuba 20 veces por semana, frente a 15 hace un año, llevando a trabajadores humanitarios, periodistas y otros cubano-estadounidenses autorizados a visitar el país.
Vivian Mannerud, directora de Airline Brokers Co., una firma de Miami que opera vuelos chárter a Cuba, dijo que los cambios en la política darán lugar a un auge de las pocas compañías que prestan servicios de ese tipo. "Es un gran día. Estoy llorando y riendo ", dijo Mannerud, que ha estado involucrada durante décadas en las relaciones entre EE.UU. y Cuba. "Es casi como si la Guerra Fría ha terminado de verdad".
Las empresas hoteleras de EE.UU. también están ansiosas por hacer negocios en Cuba cuando puedan, incluyendo Hilton Worldwide Holdings Inc., HLT +2.26% que inauguró el Habana Hilton en 1958 con un casino y club Trader Vic's, sólo para ver esos establecimientos nacionalizados pocos años más tarde.
"En el momento en que sea posible, allí estaremos", dijo Stephen Joyce, director ejecutivo de Choice Hotels International Inc., CHH +1.06% una cadena con sede central en Maryland que opera marcas como Comfort Inn y Cambria Suites.
Hoy, la presencia de empresas extranjeras en Cuba están limitadas a asociaciones con firmas cubanas debido a reglas locales, dijo Stephan Meier, un profesor de negocios de la Universidad de Columbia que todos los años lleva a 40 estudiantes a Cuba años. Dijo que Imperial Tobacco Group IMT.LN +1.95% PLC del Reino Unido trabaja con compañías cubanas de puros. La empresa francesa de licores Pernod Ricard SA RI.FR +1.63% trabaja con el fabricante del ron Havana Club y la cadena hotelera española Meliá Hotels International SA hace negocios con hoteles locales.
"Incluso si los estadounidenses levantan el embargo, es un entorno riesgoso donde trabajar", dijo, citando las leyes financieras cubanas.
La noticia también es buena para los agricultores estadounidenses, que serán capaces de exportar sus cosechas a Cuba sin restricciones severas que hasta ahora tornan el comercio costoso y requieren mucho tiempo, como es el requisito de que los compradores paguen por adelantado. "Esto aumenta significativamente el potencial y la oportunidad, y cuando esto sucede la agricultura estadounidense suele responder positivamente", dijo el secretario de Agricultura Tom Vilsack.
Para los productores de arroz de EE.UU., el cambio diplomático abre un mercado en el que el consumo de ese grano per cápita es de alrededor de 50 kilos por año, casi cinco veces la de EE.UU., dice Greg Cediendo, director ejecutivo de la Asociación de Productores de Arroz de Arkansas. Cuba fue en el pasado un "gran mercado" para el arroz estadounidense, con una gran preferencia de los consumidores por las variedades de grano largo que se cultivan en Arkansas, Louisiana, Mississippi y Texas, dijo Ceder. Últimamente, dijo, Cuba se ha abastecido de arroz mayormente de China y Venezuela.
De Scott Lehr, vicepresidente sénior de desarrollo de la Asociación Internacional de Franquicias, dijo que sus miembros están entusiasmados con la perspectiva de establecer franquicias en Cuba pero que habrá que trabajar mucho para para asegurar que el gobierno cubano proteja las marcas registradas de manera que las empresas estadounidenses pueden operar allí sin el riesgo de las falsificaciones.
Pero no todo el mundo está convencido. "Estamos hablando de un país comunista", dijo Carlos Gazitúa, cuya madre abrió un restaurante cubano en Miami hace casi 40 años después de emigrar de Cuba. "El gobierno cubano tiene que dar garantías de la libertad de expresión, de respeto a los derechos humanos y un entorno de iniciativa empresarial", dijo. "Sin eso, es el oro de los tontos".
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