EEUU ha tenido que ceder ante la presión de América Latina y aceptar la participación de Cuba en la Cumbre de las Américas. Barack Obama no tuvo alternativa, de haber mantenido el veto hubiera significado el fin de estos encuentros presidenciales.
Washington trató de presionar todo lo que pudo pero varios importantes países del área advirtieron que no acudirían si se excluía a Cuba. Realmente con un mínimo análisis sobre la situación regional podrían haberse ahorrado la marcha atrás.
En la actualidad 4 países de América Latina (Brasil, Uruguay, Nicaragua y El Salvador) están gobernados por guerrilleros de izquierda. Los mismos a los que EEUU llamaba terroristas y combatía, armando a los ejércitos y asesorándolos en contrainsurgencia.
En contrapartida, La Habana se había convertido en aquellos años en su retaguardia regional, en el hospital de campaña donde se enviaban los heridos y, en ocasiones, en el campo de entrenamiento para preparar a los combatientes en tácticas de guerrilla.
Al frente de Chile está nada menos que la socialista Michelle Bachelet, cuyo padre fue detenido y murió en prisión, tras el Golpe de Estado del General Pinochet, que contó con el apoyo de Washington para derrocar al Presidente Constitucional, Salvador Allende.
El Presidente de Bolivia es aquel joven dirigente cocalero al que EEUU llamaba narcotraficante. Desde los inicios de su carrera política, Evo Morales, el primer indígena latinoamericano que dirige un país, solo contó con el apoyo internacional de Fidel Castro y Hugo Chávez.
Los lazos con Caracas son ampliamente conocidos y la alianza política es la más sólida de todas porque tan importante es el petróleo para La Habana como los cooperantes cubanos de cara a mantener en pie las misiones sociales de Venezuela.
Pero el personal de la salud cubano se sigue extendiendo por la región, más de 11 mil ya trabajan en lo más profundo de Brasil, en los barrios marginales, en las zonas selváticas y en los campos donde ningún médico local quiere ir.
La misión cubana en este país es tan importante que en un par de años de trabajo podrían saldar la deuda de La Habana con Brasilia por la construcción del puerto del Mariel, que permitirá a Cuba recibir buques de gran calado y crear una zona especial de desarrollo y comercio.
Por si todo esto fuera poco, las relaciones entre Washington y Brasil están muy tensas tras la reciente revelación de que los servicios de inteligencia estadounidenses estaban espiando las comunicaciones de la Presidenta Dilma.
Otros 1000 médicos cubanos trabajan ya en Ecuador, cuyo Presidente, Rafael Correa, tiene una clara identificación política de izquierda que lo acerca a La Habana. Cuba cuenta además con el respaldo constante de la Presidenta argentina, Cristina Fernández.
EEUU lo tiene difícil incluso con sus aliados regionales. México está en pleno acercamiento con el gobierno de la isla, a la que le condonó la mayor parte de la deuda y le ofrece nuevos créditos para fortalecer el comercio bilateral, tras años de estancamiento.
Colombia, el otro gran aliado de Washington, está inmersa en una negociación de paz con el principal grupo guerrillero. Bogotá tiene una deuda con Cuba, uno de los países que ha facilitado el diálogo y cuyo territorio se utiliza para los encuentros entre los insurgentes y el gobierno.
La política de Washington contra La Habana está tan desfasada que a nivel mundial solo la apoyan 2 países. En las Américas no tiene ningún simpatizante, de hecho todos los gobiernos mantienen relaciones diplomáticas con Cuba, excepto el de EEUU.
Hasta su ex Secretaria de Estado, Hilary Clinton, le recomendó a Obama normalizar la situación. Tal vez si la hubiera escuchado se habría ahorrado el bochorno de tener que recular ante la presión de un grupo de países a los que un día consideraron como el "patio trasero" de EEUU.
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