Por Alexei Padrilla, especial para ¨La Chiringa de Cuba¨
La noticia publicada en este blog sobre la presencia en Cuba de Finn Kyland en calidad de asesor de no sé qué proyecto entre la agobiada España y Cuba, así como la supuesta "existencia de una comisión de estudio, que de forma secreta, se encuentra diseñando el nuevo modelo económico cubano", me lanzó a los brazos del insomnio.
Aunque comparto la preocupación del profesor Roberto G. Peralo, eso de que "debemos tener mucho cuidado" me parece una expresión que debe ser recolocada en el lugar que corresponde. ¿Quiénes son en definitiva los llamados a tener cuidado? El trabajador cuentapropista, o no, que a diario sale temprano a la calle para otra jornada más de múltiples luchas y apenas tiene tiempo de imaginar lo que se discute en las esferas deliberativas formales. ¿O la alerta va dirigida a los pocos que tienen en sus manos el futuro de millones?
A pesar de la debacle de 1989 y 1991, en Cuba se siguió apostando por un socialismo de Estado y la socialización del poder quedó en el terreno de la utopía. Es cierto que el país precisó blindarse para sobrevivir a los embates de la peor crisis económica de la historia nacional, pero después de superar los momentos más críticos seguimos un por camino de incertezas y el modelo centralizado sigue intacto.
El verticalismo caló tan fuerte en nuestra sociedad que la mayoría de nuestros conciudadanos solo se movilizan mediante la convocatoria oficial. En esa cuerda siempre le digo a la gente que cuando el pabellón rojo de la hoz y el martillo fue arriado en el Kremlim, sin llantos ni pataletas, ¿dónde estaban ese día los obreros que según retórica de aquí y de allá, saldrían a las calles para defender las banderas del socialismo? ¿Qué hicieron los heroicos soldados y oficiales del ejército que puso de rodillas al nazismo alemán? Si queremos la respuesta basta mirarnos y mirar nuestra realidad.
Prefiero pensar que lo del asesor neoliberal y lo de la comisión secreta es una invención, o una de esas "bolas" que alguien echa a rodar de punta a cabo de la antilla. Pero si fuera verdad, aunque fuese tan solo un tilín, me gustaría escuchar qué dirían los disciplinados e incondicionales militantes del PCC, la UJC o los cuadros profesionales de las organizaciones de masa.
Con certeza nos llamarían a seguir confiando y a dormir tranquilos. Ojalá que en ellos no esté el germen de sus homólogos soviéticos de aquella última navidad soviética, porque nos podría pasar como la Christiane Kerner de Good Bye Lenin, que se durmió viviendo en la RDA, y al despertar 8 meses después (producto de un coma), estaba en un país desconocido donde una personas con sus ideas no parecía encajar.
Yo no sé para dónde va Cuba. Lo cierto es que voces y actitudes como la de Silvio Rodríguez, por citar el ejemplo que a estas horas me viene a la mente, han de multiplicarse si queremos fijar el rumbo que nos garantice salvar lo mucho, o lo poco que nos queda.
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