La primera vez que hablé con Héctor Manuel Mendoza Ripoll fue alrededor de las nueve de la noche del 19 de septiembre. Chateaba con un amigo vía Facebook cuando me percaté de que el derecho pinero estaba disponible, y enseguida le envié un mensaje que decía:
"Hola Héctor, quizás sepas que soy periodista y escribo de béisbol para Cubadebate. Si alguna vez te sientes en disposición de hablar un poco sobre tu estancia en Japón, me lo haces saber. Saludos y suerte". Solo un rato después, Mendoza me contestaba con un escueto pero cordial "gracias hermano. Cuando quieras. No hay problema con eso".
Así de fácil, sin el más mínimo esfuerzo, quedaba concertada la entrevista con el benjamín de los peloteros del patio que han intervenido en la liga profesional japonesa. Una especie de D'Artagnan que sumó sus esfuerzos a los del trío de mosqueteros (Yulieski, Despaigne y Cepeda) consagrados en Series Nacionales y veteranos del team Cuba.
Mendoza probó pronto que aquel intercambio en Internet no había sido una mera salida elegante. "Ahora mismo", me dijo unos días más tarde, y recién acabado de almorzar se dispuso a conversar conmigo para los lectores de Strike 3…
-Lo primero que me llama la atención es que allá has lanzado muy poco…
-Yo llegué cuando se estaba acabando la liga, y además estuve casi 20 fechas sin lanzar con un músculo del bícep inflamado. Por eso solo tiré 15.2 entradas, entre juegos de tope y demás.
-Pero en la sucursal de los Gigantes apenas trabajaste 5.2 innings…
-Exacto. Ellos quieren tenerme de abridor en la próxima campaña y decidieron no apurarme. Su mayor interés era que me adaptara a la forma de los entrenamientos.
-En Cuba habrías lanzado mucho más. ¿No crees que en Japón has perdido el tiempo, deportivamente hablando?
-Para nada. Este período ha sido muy beneficioso. Me ha servido de gran ayuda, tanto física como mentalmente.
-¿Están satisfechos los directivos de Yomiuri con tu desempeño?
-Super contentos. En las pruebas físicas fui el que mejor resultado tuvo, he tirado hasta 150 kilómetros por hora (93 millas) e incrementado el repertorio.
-Háblame de esto último…
-Ahora me están enseñando el tenedor, y tiro rectas de cuatro y dos costuras, slider, curva y cambio de velocidad, que me ha ayudado muchísimo.
-¿Y a cuál le tienes más fe?
-A la recta.
-Los japoneses son excelentes bateadores de bola rápida…
-Es verdad. El problema es que hay que saber cuándo y dónde tirarla. Lo que no puedes es ponerte caprichoso.
-¿Te imaginas para 2015 en la rotación abridora de los Gigantes?
-Eso espero, pero no te aseguro nada. El club tiene seis abridores, y habitualmente cada uno domina a la perfección cuatro lanzamientos. Son lanzadores que cambian muy bien el tiempo a los bateadores, tratan siempre de pitchear el lanzamiento inesperado, y sobre todo utilizan mucho el rompimiento.
-¿Pero crees que podrías estar a la altura de Sugano o Sugiuchi, por poner dos ejemplos?
-No tanto. Esos son verdaderas estrellas.
-¿Qué tienen ellos que te falta a ti?
-Ya tienen toda la experiencia, y a mí todavía me falta madurar.
-¿En qué nos aventajan los lanzadores japoneses?
-Especialmente en el control, porque la velocidad es similar. Hay incluso pitchers que solo llegan a 80-82 millas en la recta. Pero dominan mucho la zona.
-¿Qué ejercicios son los que más te ordenan los entrenadores?
-Ejercicios con ligas en los pies y caminar hasta treinta metros semiagachado.
-¿Sientes que eso te ayuda?
-Sí. Mi cuerpo ha mejorado.
-Sin embargo, a diferencia tuya, Cepeda parece no haber asimilado el cambio.
-Eso no quisiera comentarlo. Creo que se lo debieran preguntar al propio Fredy.
-Acepto la evasiva. Dime, sin compromisos de ningún tipo, ¿cuál es la mayor diferencia entre esa liga y la cubana?
-La cantidad de juegos y, por supuesto, las condiciones. Acá se juegan 144 encuentros y en Cuba son 87 actualmente. Y lo otro, me refiero a las condiciones para entrenar, la cantidad de pelotas y recursos…
-Relátame un día cualquiera de Héctor Mendoza en Japón.
-Eso es candela. Me levanto por lo general sobre las seis y media, y vamos a entrenar hasta aproximadamente las cuatro de la tarde. A veces he almorzado y automáticamente me he puesto a correr y a lanzar en prácticas. Y los juegos oficiales son a las 6:00 pm.
-¿Te dio trabajo adaptarte a la cultura local?
-Si eres una persona tranquila te adaptas fácil. Los japoneses son muy responsables y estrictos con los horarios, pero magníficas personas. Eso sí, el idioma es un problema, y comer con palitos, otro. No obstante, ya sé decir algunas cosas como "buenos días, tardes y noches", "con permiso", "por favor"… Por suerte domino bastante bien el inglés.
-¿Y ya te acomodaste a la cocina japonesa?
-Sin problema ninguno. Me gustan sus pastas y carnes, aunque no la comida cruda.
-¿Extrañas mucho a la familia?
-Al principio, cantidad, porque soy muy apegado a mi familia. Pero uno se va acostumbrando.
-¿Nunca te has preguntado por qué fuiste elegido para esta experiencia por encima de peloteros más experimentados?
-Eso siempre ha estado en mi cabeza, pero no sé ni qué pensar.
-¿Te reincorporas a la Serie Nacional para la segunda parte?
-No lo sé. Ellos quieren que regrese en febrero, para que entrene desde la pretemporada.
-De la Isla a Yomiuri. ¿No te parece un salto enorme?
-Bastante. Aún no he abierto bien los ojos. Pero no tengo maldad y soy una gente muy sencilla, brother. Nunca cambiaré por tener un poco más de dinero.
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