Tomado de Café Fuerte, por Emilio Morales
¿Qué significa la vuelta de Marino Murillo Jorge a dirigir el Ministerio de Economía y Planificación? ¿Hay razones para pensar en un cambio de ruta económica o es pura cosmetología en las esferas de poder?
El reciente nombramiento de Murillo como titular de Economía y Planificación ha despertado tanto interés como duda entre los expertos y los medios internacionales de prensa, pero en la práctica -me atrevo a esbozar una hipótesis rápida- no creo que signifique mucho. El problema de la economía cubana no está en quién sea la persona que dirija el Ministerio de Economía, o si es Murillo u otro economista el designado por el Consejo de Estado, sino en la concepción estructural de las reformas y su proyección estratégica para un cambio real del modelo.
Hasta el momento las reformas implementadas por Raúl Castro no han mostrado un resultado de despegue y, por el contrario, el estancamiento de la economía resulta persistente.
Crecimiento detenido
Desde que se inició el reajuste del modelo la economía prácticamente no ha crecido, sino que más bien se ha mantenido en estado estacionario, con un pronóstico muy discreto del 1.4% para este año. Las medidas aplicadas hasta hoy para extender el sector privado han llegado a un punto de saturación, sin que el número de trabajadores por cuenta propia haya podido pasar la barrera de las 500,000 personas. El límite del trabajo privado a solo 201 modalidades reduce el umbral de las oportunidades y limita el crecimiento del sector.
A la vez, han pasado cuatro años y todavía el mercado mayorista anunciado para satisfacer las necesidades de insumos del sector privado no ha nacido todavía.
Aunque los cambios en marcha han resultado más abarcadores que los realizados 20 años atrás, lo cierto es que no tienen la profundidad que la situación actual requiere. Las fuerzas productivas no han sido liberadas ni están debidamente estimuladas por las oportunidades, lo que las convierte, de hecho, en el eslabón perdido de las reformas.
El resultado más palpable de que los cambios raulistas no han arrojado la efectividad esperada es el crecimiento acelerado de la emigración cubana en los últimos cuatro años. Claramente es una señal donde se mezcla la inconformidad y la decepción, lo cual debería ser una referencia directa para que el gobierno reevalúe su estrategia y haga los ajustes necesarios que permitan un cambio en la dinámica del cambio de modelo.
Un problema generacional
Evidentemente algo ha fallado en la estrategia y no creo que Murillo pueda por sí solo cambiar el panorama económico nacional. Se trata de un problema conceptual muy difícil de revertir en una generación que lleva 56 años aplicando las mismas concepciones para manejar el país. El gobierno ha tenido una tendencia a realizar escaramuzas y cambiar la forma de su proyección en la esfera económica, pero en realidad el contenido es el mismo que escuchamos en los años noventa, en medio del fin de la era soviética.
Si bien las oportunidades para el capital foráneo, activadas tanto por la sombrilla de la nueva Ley de Inversión Extranjera como por la Zona Especial del Mariel son viables y oportunas, la estrategia parece estar enfocada en el desarrollo de la macroeconomía del país y no a su microeconomía, lo cual hace que las reformas queden, en su conjunto, mediatizadas.
Son muchas las oportunidades – al menos en el papel- para los inversionistas extranjeros y muy pocas para los cubanos que viven dentro y fuera de la isla. Esto trae como consecuencia un estancamiento en el mercado interno, lo que va a dificultar en un nivel muy alto el plan para eliminar la dualidad monetaria, prevista para finales de año o comienzos del 2015, con efectos adversos para el estímulo de las inversiones extranjeras.
El desarrollo del mercado interno tiene que montarse en la misma estrategia que el gobierno ha diseñado para estimular la inversión extranjera. Transformarse en dos carriles paralelos de un mismo engranaje, con el desarrollo clave de un tejido empresarial privado. El Estado no tiene otra alternativa realista que ceder espacio a la empresa privada para poder estimular las fuerzas productivas del país.
De lo contrario, el cambio del modelo económico resultará una vuelta a la noria y los resultados siempre estarán por llegar. Con Murillo o con el que venga detrás, si es que todavía queda economía cubana para experimentar con el recurso de la inercia,
*Economista cubano. Ex jefe de planeación estratégica de mercadotecnia en la corporación CIMEX y autor de los libros Cuba: ¿tránsito silencioso al capitalismo? y Marketing without Advertising, Brand Preference and Consumer Choice in Cuba. Es presidente de The Havana Consulting Group, en Miami.
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