Por JS
Los epílogos son más sencillos. Escribir antes del cierre siempre implica apostar, tomar partido, incluso por el derrotado. Desde hace días, de boca en boca – e incluso televisado – se cataloga al equipo de La Isla como “guerrilla”, y hay gente que lo presenta como un elogio.
En la pelota, y especialmente en el fútbol, la “guerrilla” es un grupo sin orden ni concierto, y el “guerrillero” el que juega privilegiando lo individual, más o menos como el azadón: “que hala para él”. En realidad, ese equipo de La Isla es pura bomba. Quizás por ahí estaría su identidad guerrillera: todo corazón. Ha sido – al menos esta temporada – a la pelota cubana como Uruguay al fútbol, sin las vacas – es cierto – pero eso aumenta el mérito y en rigor, las vacas no juegan al fútbol.
Para algunos, la actuación de La Isla expresa la crisis de la pelota cubana. Es muy poco favor a un equipo que ya en 1999 – en esa lectura la crisis es bien larguita – le plantó cara a los Industriales. Bienvenida entonces, en esa crisis, una copa para brindar por la guerrilla que no es y por el corazón que tienen los pineros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agregue un comentario