Por JS
Los precedentes negativos crean funestas réplicas en el Mundo al revés. Un mundo imaginado, que muta a imagen y semejanza del nuestro, con una capacidad de resignificación inigualable.
En el Mundo al revés la delegación de Estados Unidos llegó bajo asedio. El presidente ingresó con la cabeza en alto en el salón del foro y su reacción fue inmediata, termidoriana. Asaltado por miles de fantasmas, recibió como una bofetada la presencia sonriente – y prepotente – de Timothy McVeigh y Terry Nichols, que revivieron las imágenes de Oklahoma que se había esforzado en olvidar. Unos asientos después, agitando una bandera de la Unión; el espectro de JFK fue devuelto por un reposado Lee Harvey Oswald.
El presidente se estiró cuanto pudo, y el soplo frío que recibió en el cuello le permitió voltear a la derecha para toparse con los ojos rojos de Booth y su cuerpo dejó de ser. Lincoln se apoderó de su brazo y comenzó a repartir unos “trompones” que parecieron mover, en sus cimientos, el Mundo al revés.
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