miércoles, 9 de marzo de 2016

Para no tener que escapar


Por JS
Para que seas buena esposa
y no envejezcas sola,
en la cama y la cocina has de saber
alegrar a tu marido y cuidar a cada hijo…
Ismael Serrano
No soy un feminista. Al menos en el sentido que ha ido tomando el término en los últimos años, en el sentido de declararse como tal y vincularse al activismo en forma directa. En el sentido de sustentar esa condición con referencias teóricas y una multitud de citas.
A pesar de existir en Cuba una organización nacional que agrupa – cada vez más formalmente y con menos efectividad práctica – a las mujeres, a pesar de las estadísticas que exhibe el país en el papel de la mujer como fuerza laboral y técnica y su incorporación a cargos de dirección; quedan muchas cosas por hacer. A los problemas heredados, se suman otros en el nuevo contexto de transformaciones que se producen. Las mujeres concurren en desventaja a los procesos de idoneidad laboral y a la nueva oleada de emprendimientos privados; no existe una efectiva protección a las jefas de hogar; todo esto en un país con un elevado índice de envejecimiento poblacional.
Si agregamos el machismo rampante, consecuencia de una cultura y política masculina blanca, que a pesar de la revolución que triunfó en enero de 1959 no ha logrado liberarse del esquema mental del capitalismo europeo y de las fórmulas ortodoxas del antiguo socialismo “realmente existente”, e incluso los reproduce en asuntos como la lucha por los derechos de la mujer; para muchas cubanas quedará – como para la Caperucita de Ismael Serrano – la opción de volar. Luchemos porque ese vuelo no sea para escapar.
Caperucita
Caperucita sólo tiene dieciséis
primaveras sin flores, papá le dice: "Ven.
Caperucita eres joven y tienes que aprender
a ocuparte de la casa, que serás una mujer.
Para que seas buena esposa
y no envejezcas sola,
en la cama y la cocina has de saber
alegrar a tu marido y cuidar a cada hijo,
que te atrapa tu destino,
que has de ser madre y esposa".
Y la pobre Caperucita llora.
"Quiero volar, lejos de aquí escapar.
Dime, mi bien, quién me llorará
si me dan alas y echo a volar.
Quiero dormir, no quiero despertar,
quiero ser la lluvia al otro lado del cristal,
quizás alguien me espere en la oscuridad".
Una fría tarde Caperucita iba
a casa de su abuela a llevarle comida,
cuando se encontró con un lobo feroz.
Dime dónde vas niña, que te acompaño yo.
La muchacha se supo perdida.
Gritaba Caperucita
mientras la devoraba el lobo.
Bajo la falda del vestido
estallaron los dormidos
sueños que en la noche
la mantenían viva. Pobre Caperucita.
"Quiero volar, lejos de aquí escapar.
Dime, mi bien, quién me llorará
si me dan alas y echo a volar.
Quiero dormir, no quiero despertar,
quiero ser la lluvia al otro lado del cristal,
quizás alguien me espere en la oscuridad".
Una gris mañana Caperucita se casó,
vestida de blanco, bella como una flor.
Su marido, muy elegante, otro lobo feroz,
y su padre orgulloso lloraba de emoción.
Ahora cada noche el lobo la devora,
clava sus dientes, y llora
Caperucita mientras espera a que un aullido
le diga que el dormido animal despertó.
Después descansa tranquilo el malvado lobo feroz.
La cara de Caperucita alumbra una sonrisa
mientras mece una cuna. En ella está una niña,
quizás futura oveja para un lobo feroz,
a no ser que afortunada la rescate tu amor.
Caperucita la arrulla contra el pecho
y un murmullo lento, lleno
de esperanza y vida,
canta Caperucita.
"Quiero volar, lejos de aquí escapar.
Dime, mi bien, quién me llorará
si me dan alas y echo a volar.
Quiero dormir, no quiero despertar,
quiero ser la lluvia al otro lado del cristal,
quizás alguien me espere en la oscuridad.
Quiero volar".
https://www.youtube.com/watch?v=DraatpWuDAE



1 comentario:

  1. JS, como mujer cubana agradezco que llame la atención sobre este tema, pero me disgusta que su artículo (si bien tiene un buen propósito) le haga el juego a aquellxs que pretenden desvirtuar el término “feminismo” (supongo que porque le temen). Imagino que Ud. para calificar a una persona o actitud de “machista” no consulte previamente las referencias teóricas del machismo, ni compruebe si esa persona domina o no una serie de citas o fundamentos científicamente machistas. Se es machista o no como mismo se es feminista o no… No tenga miedo de decirlo, si Ud. cree que las mujeres tenemos los mismos derechos y deberes que un hombre, si Ud. cree que un grupo de hombres trabajadores puede ser dirigido por una mujer del mismo modo que por un hombre, si Ud. cree que no debemos educar a nuestras niñas para que sepan hacer de todo en la casa y así puedan casarse, si Ud. cree que las mujeres tenemos derecho a caminar por la calle sin que nos griten (o nos susurren al oído) un adjetivo para nuestras piernas, nuestro pecho o nuestro culo, si Ud. cree que una mujer puede tener en su vida la misma cantidad de parejas que puede tener un hombre, si Ud. cree que ninguna mujer debe vestirse para complacer a su pareja, ni a su familia ni a nadie más que a ella misma, si Ud. cree que en la educación de los hijxs juegan el mismo papel el padre y la madre, si Ud. piensa estas y otras cosas parecidas, entonces Ud. es más feminista de lo que cree. Y ojalá piense también que un hombre puede ser (y autoproclamarse) tan feminista como una mujer.

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