miércoles, 16 de marzo de 2016

Otra gota, y otra… y otra


A propósito de la visita de Obama
Por JS
Me acosa el carapálida con su forma de ver
su estética, su ángulo, su estilo, su saber.
Silvio Rodríguez
Hay verdades cantadas y otras no tanto. Hay hechos que levantan una algazara tremenda, tanta que llega a obstinar – en el sentido más cansino de la palabra –. Es el caso de la próxima visita del presidente Obama a Cuba. Uno trata de mantener la prudencia por varias razones: para no disminuir el significado real de este acontecimiento, por evitar “montarse” sobre el hecho con un discurso de barricada o viendo la posibilidad de hablar con más crudeza de nuestros innumerables problemas, por no entrar en la “moda” de las redes sociales… En fin.
No es cosa fácil. Han sido muchos años de un discurso político que puso en el mismo nivel simbólico la lucha por el socialismo y el enfrentamiento al imperialismo norteamericano. A veces parecía que el socialismo fue la opción de proyecto que se identificó como la forma mejor de legitimar el enfrentamiento a los Estados Unidos. Por otro lado, han sido muchos años de querer, desde el Norte, “jodernos” por todas las vías posibles. ¿Cuánta gente, en cuántos programas docentes, ha recibido un historial de las agresiones de los Estados Unidos contra Cuba?
Más allá de esto, la principal pregunta que me hago con esta visita es ¿cuál es su contenido, su probable efecto real?
Sobre las visibilidades
En este sentido, probablemente habrá tres beneficiados potenciales. Digo potenciales, porque uno de ellos – el gobierno cubano – tendrá que hilar muy fino en materia de comunicación, manejo de la información y aprovechamiento de la visita. Sí, aprovechamiento, con toda la carga utilitaria con que suena.
Los tres beneficiados podrían ser la administración del presidente Obama – o él mismo –, el gobierno cubano y los partidarios del restablecimiento de la dominación de los Estados Unidos en Cuba. En todos los casos sería por un proceso de legitimación.
Obama, certificaría con un hecho diplomático sin precedentes el cambio táctico en la política hacia Cuba. Ya el tren de la “normalización” – que antes intentó asomar su cara con Kennedy y Carter – lo había tomado. Sobre las razones de este rejuego en el contexto latinoamericano actual – y también en la coyuntura cubana – se ha escrito bastante.
En su calidad de actor de este proceso, el gobierno cubano también se legitima. La cobertura mediática y el hecho de situarse durante unos días en las principales noticias están garantizados. En realidad no es algo que le debamos a Obama, la condición sui generis de esta cobertura radicará en la polarización que ha marcado la relación entre ambos gobiernos durante las últimas seis décadas.
Finalmente, la denominada disidencia pro-norteamericana puede resultar una beneficiada colateral. ¿Cuáles serían los posibles escenarios de ese beneficio? 1. Que Obama se reúna con sus representantes (ya sabemos que muchas agencias situarán estas noticias por encima de otras actividades “oficiales”); 2. Que no lo haga y comience entonces el culebrón de las denuncias o la descalificación de la propia visita.
Lo que sí me parece cantado, es que excepto las mejoras de algunas calles por las que circulará la comitiva, la aceleración de los arreglos del estadio Latinoamericano, retoques en la Universidad de La Habana y la celebración del juego con el Tampa Bay la visita en sí no tendrá un efecto en la mayoría de la gente en Cuba. El verdadero efecto de la visita llegará – si lo hace – como parte de un proceso que comenzó en diciembre de 2014, va a un ritmo lento y tiene sus amagos desde la década del sesenta; marcado por momentos de acercamiento, distanciamiento y confrontación.
Sobre el utilitarismo
Las fronteras entre “utilizar” o “ser utilizado” son difusas. Éticamente puede resultar criticable situar esos términos como categorías de análisis. Además, en esta pelea “de león pa’ mono” es casi risible hablar de utilizar a nuestro favor el denominado proceso de “normalización”.
Una de las claves pasa por entender qué tiene la categoría central en la Cuba actual. Si en determinado momento la permanencia del proyecto transitaba por cuestiones ideológicas y políticas; ahora mismo el elemento regulador de la estabilidad (o no estabilidad) del país pasa por lo económico. Es cierto que la sociedad funciona como sistema, pero también, que el debilitamiento del ideal de socialismo y los daños al consenso Estado-pueblo en los últimos años pasan, principalmente por las deformaciones económicas y sus ramificaciones en todas las áreas.
No se trata ahora de asumir que un viraje hacia las relaciones económicas con los Estados Unidos sería nuestra tabla de salvación, un axioma que intentaría articular lo impensable: el socialismo con la principal potencia imperialista. Por cierto, me permito un comentario al margen del tema central, las formas de hacer política en Cuba han sido – en ocasiones – tan burdas y manidas, que mucha gente reacciona ante lo sórdido (agresiones, sanciones extraterritoriales) y permanece en paz ante lo sutil (pago por terceros, agencias para la democracia, reproducción del esquema cultural europeo que considera que tiene que “alfabetizarnos” en cómo construir la democracia).
Regresando al tema, la condición satelital y la dependencia – a veces parece tan cara a la cultura económica cubana – que nos hizo gravitar, por razones diversas, entre España, Estados Unidos, la Unión Soviética, el CAME, Venezuela… ha demostrado que no es un camino para la permanencia del proyecto. Ello no significa, que se desechen las potencialidades de un intercambio con los norteños. En esta tesitura, más allá de las demandas que ratifica el gobierno cubano, podría preguntarse al presidente Obama: ¿situaría como primer escenario de esa “normalización” las relaciones económicas? ¿Tendría interés en modificar la tendencia de identificar como principal interlocutor a los empresarios privados y no a las empresas estatales cubanas? ¿Aceptaría las esferas de cooperación económica definidas en la cartera de negocios cubana o intentaría imponer sus intereses de inversión? ¿Compartiría una posición de horizontalidad respecto a otros socios comerciales o por saldar la deuda histórica – y aprovechar la geografía – apostaría por el dominio económico sobre Cuba? Claro que estas interrogantes superan y escapan a sus posibilidades como presidente, pero sirven para ilustrar la multitud de interrogantes que genera el proceso, en el que la visita es un aderezo – importante – pero aderezo al fin.
Con estos y otros debates recibe Cuba al presidente de los Estados Unidos. Sin espuela, sable y arnés, en esta ocasión con la cara menos pálida; pero con los mismos arrebatos consustanciales a la mentalidad de poder de la nación que dirige.  
Ahhh… casi se me olvida. Hay mil cosas que hablar de Cuba, pero eso lo hacemos cotidianamente en A mano y sin permiso y sin Obama.
Me acosa el carapálida
Me acosa el carapálida que carga sobre mí,
sobre mi pueblo libre, sobre mi día feliz.
Me acosa con la espuela, el sable y el arnés;
caballería asesina de antes y después

Me acosa el carapálida norteño por el sur,
el este y el oeste, por cada latitud.
Me acosa el carapálida que ha dividido el sol
en hora de metralla y hora de dolor.

La tierra me quiere arrebatar,
el agua me quiere arrebatar,
el aire me quiere arrebatar,
y sólo fuego,
y sólo fuego voy a dar.

Yo soy mi tierra, mi agua, mi aire, mi fuego.


Me acosa el carapálida con el engaño vil,
con cuentas de colores, con trueque de uno a mil.
Me acosa con su elixir de la prostitución.
Me acosa con la gloria perdida de su Dios.

Me acosa el carapálida con su forma de ver
su estética, su ángulo, su estilo, su saber.
Me acosa el carapálida con sintetización
y quiere ungirme el alma con tuercas de robot.

Me acosa el carapálida con la guerra sutil
hasta que digo basta y carga sobre mí.
Me acosa con su monstruo de radiactividad,
su porvenir de arena, su muerte colosal.

Me acosa el carapálida que siempre me acosó,
que acosa a mis hermanos, que acosa mi razón.
Me acosa el carapálida que vive de acosar,
hasta que todos juntos le demos su lugar.
(1979)


2 comentarios:

  1. Los felicito por este blog; es donde unico he encontrado un pensamiento de izquierda sobre los sucesos politicos y economicos en Cuba hoy. Y es una izquierda profunda y sensible, no mecanica y anquilosada como la izquierda oficializada y oficialista que esta dirigiendo hace un buen tiempo... Lo cierto es que pulula la publicacion de basura (neo)liberal y de derecha sobre este tema, y no me refiero a las fuentes extranjeras tildadas habitualmente de hacer campaña mediatica, sino a las que incluso proyectan una linea editorial que aparenta ser esceptica ante el "cambio".... lo peor de todo es que muchos repiten el pensamiento economicista que viene caracterizando a nuestro gobierno desde hace un buen tiempo.
    Bueno, mucho animo y adelante; y por favor saquen el blog de Blogspot!

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