¿Por qué no ha habido una "primavera cubana"?, o ¿por qué, en medio de tantas inconformidades, no se han rebelado los jóvenes en Cuba?
Depende del lado desde donde se vea. La rebelión ha ocurrido y ocurre, pero de forma silenciosa, y no por ello menos intensa y (a la vez) escandalosa. O es que acaso no se puede llamar rebelión a los miles de jóvenes que emigran al exterior, a la naturalidad con que lo han asumido sus padres, a la permisibilidad social al robo y "la lucha", a la apatía política, a la aversión a trabajar para el Estado, o a la queja recurrente de muchos de vivir en "este país".
Y ¿contra qué se rebelan los jóvenes? Se rebelan contra las carencias materiales, lo que podemos achacar en buena medida (no en toda) a la desdicha de haber tenido que desarrollarnos amarrados de manos. Pero también se rebelan contra el absurdo, contra la existencia de dos países diferentes (el de los medios y el de la vida real), contra el discurso ajeno (del que vive en la estratosfera), contra el discurso oportunista (del que vive en este mundo y se aprovecha de ello), contra el discurso cobarde (del que lo sabe todo, pero prefiere callar), contra el hecho de que estratosféricos, oportunistas y cobardes abunden en proporciones mucho más allá de lo permisible ya no en cualquier sociedad, sino en una que se proponga un proyecto socialista.
Se rebelan contra la falta de plazos, de metas, de compromisos, contra la lentitud de los cambios, contra la tendencia a no hablar de los errores, o la incapacidad para rectificarlos. Se rebelan contra la falta de oídos y de espacios para participar. Se rebelan contra la pretensión de labrarles un futuro (que puede estar lleno de buenas intenciones), pero que toma poco en cuenta cómo lo quieren ellos.
También hay jóvenes que siguen con sus pies y sus sueños en Cuba. Y esos, ¿por qué no se rebelan?
Porque preservan el deseo de construir (aun) un proyecto diferente (el mundo que conocemos no tiene mucho que ofertar en lo que se refiere a proyectos no individuales). Porque reconocen que, más allá del teque, es real la pretensión del gobierno norteamericano de subvertir cualquier proyecto cubano que no se alinee con sus intereses imperiales.
Porque quieren cambios en Cuba, pero cambios no violentos. Muchos creen, como dijo Silvio en una nota reciente en su blog, que es loable la intención y el sacrificio de sus padres y que eso merece respeto. Quieren decir sin negar el criterio del otro, quieren participar sin apostar a verdades absolutas. No suponen, como hace la vieja disidencia o algunos extremistas y sectarios, que el mejor proyecto significa el triunfo de unos sobre otros. Ante la disyuntiva de "en contra o mediante" apuestan a participar desde dentro, aun cuando resulte desafiante e incómodo. Pero esa posición, muchas veces fundada sobre bases culturales sólidas, no les hace menos inconformes.
En el fondo, lo importante no es saber si se rebelan o no, unos u otros. En la mayoría de nuestros jóvenes no hay una idea preconcebida de la sociedad que quieren, pero con seguridad apoyarían cualquier proyecto que implique bienestar material, igualdad de oportunidades, solidaridad social y soberanía nacional. El problema es que la sociedad que conocen, no solo no es parecida a la que proyectó el sueño emancipador de 1959, sino que (y esto es lo mas preocupante) no deja señas claras de hacia dónde va.
Por eso habría que preguntarse: ¿se rebelan contra el socialismo? Yo diría que todo lo contrario, se están rebelando a favor.
Lo importante es creer en los jovenes, que es más que confiar. Nos preocupamos mucho (con razón) de su inmadurez (o el paternalismo de los padres) y de la influencia de la globalización del consumo y la banalidad. Pero también son más sinceros, más abiertos, más transparentes, más sensibles a las individualidades, más tolerantes al criterio diferente, menos machistas y homofóbicos, menos racistas, más dados al diálogo que sus padres. Son buenos "chamacos", ni mejores ni peores. Y no son, como nunca lo han sido, una masa uniforme, hay jóvenes de todos los colores.
Lo importante es aceptar las razones que llevan a los jóvenes a actuar de esa manera, y aceptar que en la medida en que se reproduzcan, el cansancio irá sumando más a los rumbos de la rebelión silenciosa.
Lo importante es saber que, por muy noble que sea un proyecto, si los jóvenes no lo comparten, algo o mucho de su discurso y su implementación está fallando.
Lo único malo que tiene este blog es que está en blogspot... todo lo demás está perfecto...
ResponderEliminarlo malo de la emigracion es que se arriesga la vida de los migrantes (sobretodo los jovenes) y la cosa sigue igual.
ResponderEliminary sobretodo si es por mar. o en el caso de ecuador, costa rica, mexico, etc-- están exponiendose a mafias y abusos.
mientras los castros terminan su vejez felices.
no seria mejor que sufrieran ellos (lso dirigentes) un poquito y no el pueblo???
el robo y "la lucha" es otro punto negativo:
el joven se acostumbra a eso y luego, cuando ya no estén lso Castro, seguiran robando! y eso No ees el modod e construir uan Democracia..
en lugar de apatía política se debe inclucar politica democratica imparcial a los jjovenes:
para que sepan porqué luchar y cómo luchar.
este blog es uno de los canales para eso.
No ha habido una primavera cubana por la válvula de escape de la emigración. Sin embargo, si la hubo en Alemania Oriental porque no permitían la emigración.
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