Por Carlitos
No todos los que emigran lo hacen por las mismas razones, ni pudieran tener (como fenómeno social) las mismas soluciones.
El gobierno cubano ha hecho esfuerzos enormes en los últimos años en la formación de ingenieros informáticos. Varias universidades del país tienen una carrera de informática y en 2002 se creó la UCI, con más de diez mil estudiantes y cerca de dos mil graduados por año. Poco más tarde se crearon filiales provinciales en Artemisa, Ciego de Ávila y Granma.
Después de medicina y pedagogía y junto a derecho y contabilidad, la informática es seguramente una de las carreras de más amplia graduación en nuestro país. Se trata de una política visionaria, dado el rol de la informatización de la sociedad en el tránsito a una economía más moderna.
Sin embargo, los informáticos se están yendo en masa de las instituciones del Estado y de Cuba. ¿Qué está pasando específicamente con este sector?
En primer lugar, se trata de una profesión muy bien pagada y con mucha demanda en el exterior. Cualquier joven formado como informático en Cuba podría encontrar fácilmente empleo y buenos salarios tanto en países desarrollados como subdesarrollados. En algunos casos, no es siquiera necesario presentar un título; es suficiente demostrar la habilidad para programar en determinados lenguajes. En Estados Unidos, los informáticos pueden encontrar fácilmente empleos de más de 20 dólares la hora.
En segundo lugar, el Estado cubano no ha sido capaz de generar una oferta de trabajo lo suficientemente atractiva (y alternativa). Todos los graduados tienen una ubicación, pero muchas veces en lugares de muy poca perspectiva profesional. Van a parar a organismos donde no existe infraestructura tecnológica ni suficiente valoración de su importancia. Cinco años de estudio se despilfarran en crear una base de datos, arreglar las máquinas o administrar una red. En el mejor de los casos, cuando hay perspectiva profesional, los salarios son bajos.
Este panorama pareciera el de casi todas las profesiones en Cuba. Sin embargo, hay una diferencia respecto al resto: existe una solución (al menos en el corto plazo). El Estado no tiene una oferta atractiva de trabajo, pero el sector externo y el privado sí.
Es conocida la experiencia de la India en la formación de informáticos y como ello constituyó uno de los pilares de su dinamismo económico. Menos conocida, pero no menos exitosa es la experiencia de Bielorrusia, probablemente la única exrepública soviética que no planteó una alternativa neoliberal a la caída del campo socialista. Bielorrusia creó parques informáticos con infraestructura, facilidades tecnológicas y condiciones de exención tributaria para estimular el desarrollo de software con capital extranjero y privado. Resultado: miles de jóvenes regresaron al país para ejercer como programadores, dinamizando el sector de los servicios.
Dado su potencial, ¿por qué no puede hacer Cuba lo mismo? ¿Por qué si somos un país de profesionales la mayoría de las licencias para el trabajo por cuenta propia se corresponden con oficios? ¿Acaso no ganarían todos con la autorización de la exportación de software?
Los informáticos no necesitan más que una computadora, acceso a internet y una autorización de su gobierno para exportar (por los canales que se establezcan) los software que producen. Podrían trabajar desde Cuba ganando un salario digno y de acuerdo con sus expectativas (nunca sería superior ni comparable con los salarios de otros países, pero lo suficiente para tener una vida cómoda en su país). Las empresas extranjeras se beneficiarían de la calidad y bajo costo de la fuerza de trabajo cubana. Cuba garantizaría la entrada de divisas frescas al país, así como otros ingresos derivados de la recaudación de impuestos, el cobro de internet, locales y otros servicios.
Y, desde el no menos importante plano simbólico y político, estaríamos dando a muchos jóvenes las condiciones para vivir en Cuba sin pagar ningún sacrificio, todo lo contrario, desarrollándose profesionalmente, haciendo las mismas cosas que hacen sus pares en el mundo y garantizando las comodidades que todo buen ciudadano quiere para sí y para los suyos.
¿Que no serían contratados por el Estado? Nadie dijo que lo no estatal es no socialista. De hecho, este es un campo muy propicio para promover la formación de cooperativas y un sector (dada su formación cultural) mucho más dado a entender los beneficios reales de este tipo de propiedad. ¿Qué le harían competencia al Estado? La contratación de informáticos por empresas extranjeras ya ocurre, a escala no despreciable, dentro de los vericuetos legales que deja la autorización de las actuales licencias. La competencia ya existe.
Cuba ha hecho una inversión colosal, estratégica, que no puede permitirse echar por la borda. Si se cuenta con un problema y una solución, ¿por qué no se hace?
Que buen artículo. Esto le hace más daño a Cuba que todos las injusticias externas juntas. Tal vez exagero.. Lo más difícil desde mi pto de vista está hecho y es formar a cientos de jóvenes. El estado adquiere software de UCI. Una vez que los alumnos se gradúan por qué no pueden desarrollar su actividad tal y como lo plantea el artículo. Porqué no? Hay que legislar en favor de esto. Eso no solo nos daría prestigio también dignificaría todo lo conseguido. Buscar las vías para que esto se haga realidad tiene que ser un imperativo. Hagámoslo! No queda otra.
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