Carlos Javier deseaba cambiar su partida de nacimiento. Quería borrar un cuarto de
siglo y comenzar a cumplir años desde 1981. Naturalizó esta obsesión, al punto
de escoger como fecha de su alumbramiento el 23 de diciembre; justo el instante
en que el popular periódico español El País publicara el primero de sus
trabajos contra la Revolución cubana.
Hombre
de talento, supo dosificar sus críticas, y entre certezas e invenciones
aprendió a hacer flotar todo como verdad consumada. Reconocido, referencial y
feliz, solo lo martillaba el viejo documento legal de 1956 y los veinticinco
años que le siguieron.
Quería
borrarlo todo: la libreta especial con que se benefició en los días más duros,
las excelentes escuelas en que estudió y los preceptores personales que tuvo,
las vacaciones en ocho países mientras su padre cumplía “compromisos de
trabajo”, la oportunidad única de cambiar de Economía a Derecho – cuando se
aburrió - en la Universidad de La Habana sin que las normas institucionales se
convirtieran en un problema, el carro que manejó – y corrió por la Avenida 26 –
desde los catorce años, la ubicación laboral
en un puesto en el exterior apenas se graduó…
Quería
borrarlo todo, al menos de la vida pública. Quería convertirse en un hombre sin
pasado, pero – paradójicamente – con memoria. El viejo certificado estaba sobre
la mesa, y pensó que todo sería más fácil si empezaba de nuevo, si en vez de
borrar lo ocurrido antes de 1981 se convertía en un hombre nuevo, en un
desconocido, ¡si tenía otro apellido!
Tres
cervezas más tarde abandonó la idea, se percató de que odiaba tremendamente el
pasado, un pasado que apuntalaba su felicidad. Al final se confesó en secreto
que desde su primer trabajo en El País, cada letra venía azarosamente a
engrosar su disfrute actual, el mismo de los primeros veinticinco años, solo
que conseguido de otra manera.
Uno solo valora lo que con sacrificio obtiene por eso un gran cubano de todos los tiempos dijo que el hombre consigue su máxima medida imponiéndose tareas quien fácil obtiene las cosas a expensas de un nombre o condición no valora lo logrado.
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