jueves, 14 de enero de 2016

Las trampas de las palabras


Por JS
Ya hemos dicho en A mano y sin permiso que el lenguaje es un terreno de batalla, ergo lo son las palabras. Lo han visto y dicho muchos, uno de ellos – con quien venimos dialogando desde hace un tiempo – el músico rosarino Fito Páez.
La habilidad tramposa de las palabras es histórica y moderna a un tiempo. Nos asalta cotidianamente desde los giros utilitarios que toman vocablos como ‘libertad’, ‘democracia’, ‘participación’, ‘izquierda’, ‘derecha’… pero en ese utilitarismo, se van perfilando las posiciones extremas.
Hay otra “trampa” de las palabras que no tiene que ver con la obstinación. Se basa en la capacidad de los “palabreros” para moverse de un extremo a otro, e incluso tomarse un descanso neutral. Eso, que fue excepción en Cuba – claro que desgraciadamente estaba enmascarado en una polarización delirante – ahora se va convirtiendo en moda. Reproduce el tránsito de prohibido a obligatorio que nos ha asaltado en los últimos años – sobre todo en asuntos artísticos y literarios – como fórmula para saldar las deudas de la ortodoxia seudomarxista.
Ejemplos de esa movilidad “palabrera” hay muchos. Hay un know how de la movilidad, uno que se engarza con ese amor cubano por el juego de dominó. Un millar de palabras se ponen sobre el tablero y “se da agua” : algunas se excluyen para luego tomarlas; otras se cambian de lugar, se acomodan. Así, de un millar salen cuatro mil y parecen diferentes cuando irrumpen en Cubadebate, OnCuba, Granma o en un blog. A veces han llegado a convertirse en libros.
Esas son trampas de las palabras. Palabras que – ingenuamente – han sido engañadas antes, con la ilusión de tener vida propia. La verdadera movilidad no les pertenece, son patrimonio del “palabrero” que se acomoda a veces al “buen comportamiento” ante el oficialismo, otras a la vanidad que en ocasiones – aclaro, solo en ocasiones – acompaña al intelectual en su individualidad creadora y otras – cada vez más – a la paga.
Emboscados, creemos. No todos tienen esa certidumbre de Fito: “Nunca creo en lo que nombran las palabras”. Aún con ella – con la certidumbre – necesitamos las palabras. La clave está en liberarlas, en exorcizar el espectro en que se parapetan los “palabreros” y desenmascararlos. Así las palabras no servirán de escondite a “tontos importantes” y dejarán de ser “la apariencia bien organizada”.
Las palabras son tramposas y “trampeadas”. Igual nosotros. ¿Serán humanas las palabras? ¿Cuánto habrá de trampa en este post y su autor?
Las palabras
Fito Páez
Las palabras hacen trampa
Nunca creo en lo que nombran las palabras
Las palabras del temblor, del desatino
Las palabras que desvíen el destino
Las palabras son sagradas, buen amigo

Las palabras me hacen falta
Me hacen falta cien millones de palabras
Las palabras siempre se las lleva el viento
Pero yo las necesito, somos dos viejos amantes
Muy chiflados, muy astutos, desafiantes...
Son el arma con la que me das consuelo
El cuchillo que se hunde en mi pellejo
La apariencia siempre bien organizada
Las palabras son traiciones de alto vuelo

Las palabras hacen trampa
Nunca creo en lo que nombran las palabras
Ahí se esconden muchos tontos importantes
Pero no te creas nada de lo que te diga nadie
Las palabras nos enseñan el coraje

Las palabras me hacen trampa
Nunca creo en lo dicen tus palabras
Las mías son iguales, siempre meten confusión
La tensión entre tus versos y el lenguaje
La tensión entre mis besos y tu amor...
Son el arma con la que te doy consuelo
El cuchillo que te hundo en tu pellejo
La apariencia siempre bien organizada
Las palabras son traiciones de alto vuelo.

Las palabras me hacen falta
Me hacen falta cien millones de palabras
Las palabras del amor y del hastío
Las palabras que desvíen mi destino
Las palabras son sagradas como el vino

Las palabras no me creo lo que dicen
Mis palabras son el centro del misterio
Las palabras nos explican lo que nunca entenderemos
Si fue cierto, fue mentira o si al fin fue todo un sueño


Mis palabras...las palabras...


https://www.youtube.com/watch?v=DK-nAhjxmD8


1 comentario:

  1. 'PALABRAS'
    Silvio Rodríguez


    Cuando se ande descalzo,
    paso a paso de viento,
    cuando venga del polvo la ciudad destruida,
    que alguien cante una estrofa a las manos de un muerto,
    que alguien diga algún verso a su espacio de vida.

    Puede ser
    que sus restos no se distingan en la ciudad
    que la perfección de la piedra no luzca piel.
    Puede ser que su sangre no mueva una astronave,
    puede ser que sus huesos no sirvan para torres,
    puede ser que una estrella brille mAs que su voz.
    Ha pasado que el llanto se convierte en palabras,
    ha pasado que sangre se convierte en palabras,
    ha pasado que un hombre se convierte en palabras,
    palabras, palabras, palabras a granel.

    Cuando la muerte sea inalcanzable y rara,
    cuando un mohoso grillete repose en la vitrina,
    que se dé a cada hijo una flor y una bala,
    que se sepa que el mundo va sembrado de vidas.

    Se sabrá que este ir y venir de piedras no se quedó,
    que una lluvia lejana fue a mojar la ciudad.
    Fijaremos con clavos las ventanas,
    los sueños, los pedazos de tierra,
    la limpieza y el lodo, las guitarras,
    las sillas, las piedras y el amor.
    Porque ha pasado que el llanto
    se convierte en palabras,
    ha pasado que sangre
    se convierte en palabras,
    ha pasado que un hombre
    se convierte en palabras.
    Ha pasado que historia
    se convierte en palabras,
    ha pasado que el mundo
    se convierte en palabras,
    ha pasado que todo se convierte en palabras,
    palabras, palabras, palabras a granel.

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