martes, 1 de julio de 2014

"El bloqueo no tiene ningún sentido", dice el presidente de Google

Por Manuel Alberto Ramy, 30 de julio de 2014
LA HABANA – A partir de la nota publicada ayer en Progreso Semanal/Weekly, muchos lectores, en las redes, o fuera, se me acercaron a preguntar si yo sabía algo más de la visita de Eric Schmidt a La Habana. El presidente de Google ha estado aquí y todos quieren saber a ciencia cierta para qué ha venido y qué resultados tendrá su visita.
Si se considera que Google es una de las empresas "dueñas" del mundo, no solo por sus ingresos y activos, sino por su influencia en la economía mundial y en la política norteamericana especialmente, es fácil advertir que este viaje ha tenido propósitos poderosos y podría tener consecuencias.
No sé mucho más que lo que ya escribí. Pero sí sé lo que él escribió, su testimonio, publicado hace apenas unas horas en su perfil de Google+ ¿dónde si no?. Y les digo que vale la pena leerlo ahora, así que aquí se los dejo:
Atrapada en su historia, la hermosa Habana recuerda el desvaído esplendor de Argentina y un filme de automóviles de Dick Tracy. Con el objetivo de promover una Internet libre y abierta, Jared Cohen yo, además de otros dos viajeros, viajamos a La Habana con una visa de negocios (vea más adelante). Al aterrizar en el aeropuerto de La Habana, el primer avión que se ve es uno a reacción de Líneas Aéreas Angolanas. El pueblo cubano, moderno y muy bien educado, define la experiencia con la calidez que solo expresa la cultura latina: una música tremenda, comida y entretenimiento (la mayor parte de los cuales no pudimos disfrutar; más acerca de esa visa en un minuto.) Bajo Raúl, el hermano menor de Fidel Castro, las difíciles condiciones económicas han traído muchas pequeñas medidas liberalizadoras en los últimos años. Ahora hay 187 profesiones donde se permite el empleo privado (otros trabajos privados no son permitidos), y comienza a ser posible comprar y vender, con restricciones, autos y apartamentos.
Los dos mayores logros de la Revolución, como ellos lo llaman, es el sistema universal de salud gratuito para todos los ciudadanos, con médicos muy buenos, y la clara mayoría de mujeres en niveles ejecutivos y de gerencia en el país. Casi todos los líderes que conocimos eran mujeres, y una bromeó con nosotros con una amplia sonrisa que la revolución prometió la igualdad, a los hombres machistas no les gustó, pero "se han acostumbrado". La parte menos exitosa de la Revolución ha sido el desarrollo económico (no es una sorpresa) y nos pareció que un descenso del turismo y recientes problemas en la agricultura han empeorado un tanto las cosas en Cuba.
Un amplio tema de conversación en el país es la constante especulación de lo que hará el gobierno y cuáles serán el rumbo y el camino de la liberalización. Nos dijeron que hay una lucha entre los líderes más liberales y los más conservadores bajo Castro, y alguien dijo que los militares están participando más en el desarrollo económico. Un número de personas dijo que el posible modelo de Cuba sería más como el de China o Vietnam que como el de Venezuela o México.
El embargo, ahora codificado en la Ley Helms-Burton de 1996, define todo para EE.UU. y Cuba. (Los cubanos lo llaman un "bloqueo" y una valla lo describe como genocidio.). El gobierno de EE.UU. califica a Cuba de "estado patrocinador del terrorismo", en el mismo plano que Corea del Norte, Siria, Irán y Sudán del Norte. Los viajes al país están controlados por una oficina norteamericana llamada OFAC y bajo nuestra licencia no se nos permitía hacer nada, a no ser tener reuniones de negocios, y nuestro hotel debía costar menos de $100 dólares por día y los gastos totales diarios $188. No es sorprendente que en La Habana haya muchas habitaciones de hotel que cuestan $99.
Estas políticas no parecen razonables: hay decenas de países a los que consideramos aliados y a donde se nos permite viajar y que significan una amenaza mucho mayor que Cuba para EE.UU. en esta década. Los cubanos creen que esto es en gran medida un asunto de política local de la Florida y que la juventud cubanoamericana toda apoya la normalización junto con el resto de la comunidad de negocios de EE.UU.
Si Cuba está atrapada en la década de 1950, la Internet de Cuba está atrapada en la de 1990. Aproximadamente 20-25% de los cubanos tienen línea telefónica, pero mayoritariamente son líneas fijas subsidiadas y la infraestructura de telefonía celular es muy débil. Aproximadamente 3-4% de los cubanos tienen acceso a Internet en cafés de internet y en ciertas universidades. La internet está muy censurada y la infraestructura, la cual visitamos, es conformada con componentes chinos. El "bloqueo" no tiene ningún sentido para los intereses de EE.UU.: si uno desea que el país se modernice, la mejor manera de hacerlo es empoderar a los ciudadanos con teléfonos inteligentes (casi no existen en la actualidad) y alentar la libertad de expresión y poner herramientas de información directamente en manos de los cubanos. El resultado del "bloqueo" es que la infraestructura asiática será mucho más difícil de desplazar. La comunidad técnica utiliza versiones no licenciadas de Windows (EE.UU.no permite la compra de licencias) y GNU Debian Linux en hardware asiático con Firefox. Existe una pequeña comunidad técnica alrededor de Android gratuito que se espera que en definitiva crezca. Como las firmas norteamericanas no pueden operar en Cuba, su Internet está conformada por estrechos intereses cubanos en vez de por plataformas abiertas globales.
Hemos oído que los jóvenes cubanos están conformando redes informales de enrutadores de Wi-fi, y miles se conectan a estas redes para compartir archives y mensajes privados. Las memorias flash forman una especie de "red de contrabando" en la que la gente se pasa información difícil de obtener sin acceso real a Internet.
Las restricciones de información tienen aún menos sentido cuando se sabe que Cuba importa de EE.UU. una gran cantidad de alimentos bajo la rúbrica de "comercio compasivo". Las importaciones de alimentos son importantes para Cuba, pero también lo es la importación de herramientas a Cuba para el desarrollo de una economía del conocimiento.

Cuando uno camina por La Habana Vieja, uno ve fachadas hermosamente restauradas que evocan el importante papel de La Habana en las décadas de 1940 y 1950. Los autos norteamericanos de la década de 1950 pintados de vivos colores, convertidos a diesel y reparados por mecánicos cubanos, dan una idea de lo que Cuba debe haber sido antes de la Revolución. Caminando por La Habana es posible imaginar una nueva Cuba, quizás una líder en educación, cultura y negocios en Latinoamérica. Cuba tendrá que abrir su economía política y comercial, y EE.UU. tendrá que superar su historia y eliminar el embargo. Ambos países tienen que hacer algo que es difícil de hacer desde el punto de vista político, pero valdrá la pena.

 

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