viernes, 28 de noviembre de 2014

La triste historia del transporte cubano

Existen en Cuba pocos sectores que hayan acumulado tanta ineficiencia durante tantos años como el transporte de pasajeros. Las cosas ni siquiera funcionaron bien en la época de la abundancia, cuando la ayuda soviética se contaba por miles de millones y el petróleo se
pagaba con azúcar.

Hasta el humor lo refleja. Antes de que Cuba entrara en la crisis de los 90 ya una pancarta mostraba la pintura de una  guagua (bus cubano) abarrotada de escenas del Guernica, el cuadro de Pablo Picasso que representa el caos en un pueblo vasco tras el bombardeo de la aviación nazi.

Hoy pocos creen que ese servicio vaya a mejorar, recientemente un cubano me decía que invertiría todo lo que tiene en un "almendrón", un automóvil estadounidense de los años 50. El taxi "es un negocio al seguro, sin riesgos, porque el transporte del Estado nunca va a mejorar en Cuba", me dijo.

En el 2009 se gastaron 180 millones de dólares en buses y el director de desarrollo provincial, Carlos González, nos aseguró que "es un plan a mediano plazo para, en 2012, satisfacer el 85 por ciento de la demanda, es decir, transportar más de 3,5 millones de pasajeros al día". Fue una de las tantas promesas incumplidas.

Basándonos en la historia  del último medio siglo hay que aceptar que el Ministerio difícilmente pueda organizar bien el transporte ahora si no fue capaz de hacerlo cuando tenían todos los buses "socialistas" que necesitaban y la asesoría francesa, una de las más capacitadas.

En épocas mucho más recientes, se compró cientos de buses en China pero el ministerio solicitó que tuvieran motores Caterpillar, de procedencia norteamericana. Muchos de estos vehículos están parados hoy por falta de piezas de repuesto, debido al Embargo de los EE.UU.
contra Cuba.

Tal decisión le cuesta a Cuba millones de dólares porque los repuestos que se compran por terceros países son más caros y tardan más en llegar. Mientras, el bus está parado en un depósito donde otras piezas se estropean o son "canibaleadas" para venderlas en el mercado negro.

Las autoridades del ramo no han sido capaces tampoco de organizar mínimamente el transporte privado de pasajeros que es verdaderamente caótico. Cientos de vehículos en un lamentable estado técnico con precios fijados por el mercado y con rutas e itinerarios decididos por cada chofer.

En este A Fondo contamos cómo una estudiante universitaria terminó con una herida en la frente de 37 puntos cuando la camioneta en la que viajaba perdió la dirección y se volcó, dando varias vueltas de campana. Podría parecer un accidente pero tal vez pudo evitarse.

Los fallos técnicos en estos automóviles son muy comunes porque pasan la revisión anual pagando por debajo de la mesa para que los inspectores "no vean" los desperfectos. Con unos 20 dólares el automóvil en peor estado pasa el "somatón" como si fuera un 0 km recién salido
del concesionario.

Sin embargo, no quisimos quedarnos solo en la realidad del transporte en La Habana, tan diferente de otras ciudades del país como Cienfuegos o Cárdenas donde mueven más pasajeros los carretones con caballos de trabajadores por cuenta propia que los escasos buses del Estado.

Pero a pesar de su importancia social, los cocheros se quejan de que algunos gobiernos locales los apabullan de normas poco lógicas y los inspectores los persiguen diariamente con sus multas. La situación ya ha provocado huelgas y protestas en Bayamo, Santa Clara, Cárdenas y
Cienfuegos.

El gobierno parece por fin haber reconocido la incapacidad del Ministerio para manejar las empresas de transporte, cooperativizó parte de los taxis y buses e intenta ahora hacer una prueba abriendo una terminal de ómnibus a la inversión extranjera, incluyendo dentro
del paquete la administración de la misma.

En el 2012 un viceministro del transporte nos aseguró que "estamos trabajando en muchas cosas novedosas" pero no adelantó nada porque "la gente no se merece que estemos anunciando cosas que por una razón u otra después no se materialicen". Dos años después podemos confirmar que hizo bien en no anunciar esas mejoras.

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