lunes, 10 de noviembre de 2014

Debacle demócrata y sus efectos en Cuba

Por: Harold Cárdenas Lema (haroldcardenaslema@gmail.com)   

En la noche del 4 de noviembre el presidente de EE.UU., Barack Obama, murió políticamente. En una noche épica para el Partido Republicano, le arrebataron a los demócratas la mayoría en el Senado y mantuvieron la Cámara Baja logrando el control total del Congreso. Cuando solo faltan dos años para que el presidente termine su gestión, mientras el mandato de éste se ha caracterizado por ser cauto y respetar las reglas de la política estadounidense, los republicanos han saboteado su gestión y ahora recogen el botín. ¿Pero cómo afecta esto a Cuba?

Mientras el New York Times protagoniza una escalada mediática mencionando Cuba continuamente y algunos comienzan a hablar de acercar ambos países, dos golpes llegan el mismo día. Charlie Christ pierde su aspiración a Gobernador y Joe García su cargo de representante, ambos eran los políticos más abiertos al diálogo en el tema cubano dentro de la Florida. Pero… ¿cuáles son las fuerzas que sostienen el bloqueo y qué posiciones ocupan?

En Washington, el segundo lobby más fuerte después del judío es el de los cubanoamericanos. En la actualidad ocupan asiento los representantes Ileana Ross-Lehtinen, Mario Díaz-Balart, Albio Sires, el recién electo Carlos Curbelo y Alex Mooney acaba de ganar su candidatura. A ellos se suman los senadores Bob Menéndez, Ted Cruz y Marco Rubio. Éste último, evidentemente, tiene aspiraciones políticas y ha buscado congraciarse con todos los electores, no solo los latinos o cubanos, por lo tanto su apoyo al bloqueo sería "flexible" por decirlo de alguna forma.

Vale agregar que el electorado en la Florida ya no es únicamente cubanoamericano sino que hay venezolanos, centroamericanos y últimamente mexicanos que vienen de países que tienen buenas relaciones con Cuba. Básicamente son dos congresistas y un senador los principales obstáculos legislativos para levantar el bloqueo (Ileana, Díaz-Balart y Rubio respectivamente) pero eso sería ver solo la punta del iceberg, el verdadero poder que sostiene la maquinaria está en los empresarios de Miami que contribuyen a las campañas de estas tres personas manteniendo su poder económico y político.

¿Panorama desesperanzador? 
Lo que ocurre en la Casa Blanca afecta directamente a los cubanos, no es de extrañar que exista cierta expectativa en la isla entre los académicos y los sectores involucrados políticamente en el futuro del país. Después de este resultado electoral, los demócratas comenzarán inmediatamente a buscar un nuevo líder para su partido, que será el candidato para el 2016.

Ahora sin presión política ni electoral, Obama que no tiene nada que perder podrá hacer cosas que en su convicción personal considere necesarias para dejar un legado que considere positivo. Una de ellas podría ser aclarar la situación de Cuba, aunque evidentemente este no simpatiza con el gobierno cubano, todo parece indicar que está en contra del bloqueo (o "embargo", como le llaman eufemísticamente en la Casa Blanca) que comienza a caer por su propio peso. Cada día será más difícil sostener una política que lleva años castigando a personas que ni siquiera habían nacido cuando éste comenzó.

¿El fin del bloqueo al doblar de la esquina?
Obama no puede levantar el bloqueo ni aunque quisiera, mucho menos ahora que tiene el Capitolio en su contra. No puede hacerlo porque esto requiere un procedimiento legislativo por parte del Congreso y éste a su vez dirigirá el asunto a la Comisión de Relaciones Exteriores. Dicha comisión está dirigida por la piedra angular que sostiene el bloqueo: la congresista Ileana Ross Lehtinen, quien tendrá este cargo hasta que muera o se jubile. Esto no cambiará al menos a mediano plazo pero a medida que se acerque el fin del mandato de Obama, éste hablará con más libertad sobre cuestiones que considere importantes, es posible que dentro de ellas se encuentre extender las relaciones con Cuba.

La debacle demócrata era predecible, la cautela política de un Obama con miedo a equivocarse y la presión republicana en su contra lo llevaron a este punto. Habría que decirle al Premio Nobel que ser presidente es algo similar a ser bombero, su oficio implica enfrentarse al fuego inevitablemente y este es el precio de no hacerlo. Quizás sea por eso su reticencia, a lo largo de la historia los presidentes estadounidenses que han tomado decisiones significativas respecto a Cuba, han salido perjudicados en el proceso. No obstante, esperemos que con la valentía del que no pierde nada, Obama tome pasos para acercarnos, quizás a partir de hoy nuestro mejor amigo en Washington podría ser el presidente.

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