jueves, 23 de marzo de 2017

Urgencias

Por Carlitos

La pérdida de profesionales en el sector estatal es una realidad que nos ha acompañado invariablemente en los últimos cinco lustros. Año tras año vemos cientos de profesionales migrar hacia el sector privado o el exterior.

Sin embargo, nuevas variables pueden estar agravando el asunto. La política migratoria facilitó a los profesionales cubanos buscar suerte en otros países, mientras que el dinamismo del turismo en los últimos dos años ha hecho más fácil encontrar empleo y buenos ingresos en el sector privado.

Y no es lo mismo un problema de 5 años, que uno de 25. El paso del tiempo ha afianzado la percepción entre una parte no despreciable de la población (y especialmente en los jóvenes) de que no se puede seguir esperando a que lleguen los cambios necesarios: vida hay una sola.

Aunque no existen estadísticas que lo muestren, se puede estar llegando al punto en que no basta con los especialistas que se gradúan para suplir los que se van. Profesionales que con mucho esfuerzo y recursos son capacitados en áreas clave, tienen un tiempo de vida y contribución en el sector estatal cada vez menor.

Hay mucho en juego cuando hablamos de la permanencia de los profesionales en el sector estatal. Una de las principales inversiones de la Revolución (su capital humano) se está malogrando, o peor, se está "exportando" sin recibir nada a cambio.

El sector estatal, que es el que regula la economía, el que debe impulsar la vida política del país, el que debe acometer los cambios económicos, el que tiene en sus manos los sectores estratégicos, el que gestiona los servicios sociales conquistados, corre el riesgo de no poder cumplir con estas funciones porque son muy pocos los profesionales con que cuenta o porque ya no están los más capacitados. Y la búsqueda de soluciones a problemas como los nuestros no puede asumirse con profesionales de segunda o tercera línea.

Lo preocupante es que de tanto traer y llevar el tema nos hemos acostumbrado a verlo como algo muy grave, pero que no depende de nadie: "habrá que esperar a que la economía crezca, a tiempos mejores".

Aunque hay factores subjetivos y organizativos que pesan sobre estos fenómenos, es el bajo nivel de los salarios estatales la principal razón. Con frecuencia se ha insistido en que los salarios no pueden crecer hasta tanto no crezca la productividad del trabajo. Sin embargo, ¿cuánto tendría que crecer la productividad para restablecer el nivel de los salarios?

Para, por ejemplo, multiplicar por tres el salario medio mensual (de manera que sobrepase los 2.000 pesos cubanos* u 80 CUC), la productividad del trabajo tendría que triplicarse también. A una tasa de crecimiento anual de 8,0% (similar a la difícilmente imitable de China en sus años de mayor dinamismo) la productividad tardaría en triplicarse en Cuba casi 15 años.

Por tanto, en términos prácticos, la solución al problema no puede provenir únicamente del incremento de la productividad. Es necesario y preciso estudiar otras soluciones organizativas y distributivas. No siempre se puede esperar a soluciones ideales.

Es posible, por ejemplo, agilizar los cambios anunciados que inciden en la optimización de la fuerza laboral estatal: reducción de plantillas infladas de conjunto con el impulso al sector mixto, cooperativo y privado en sectores no considerados como "medios de producción fundamentales". Una reducción de las plantillas infladas permite distribuir entre un grupo menor de trabajadores (y de una forma más justa) la misma masa salarial.

En el orden de las trasformaciones pendientes, también es preciso acelerar las acciones que permitan eliminar innecesarias erogaciones del Estado en servicios sociales. No se trata de reducir estos servicios, sino de sustituir subsidios y gratuidades innecesarias por incrementos salariales. En términos de la economía política, estamos hablando de lograr un mejor balance entre la distribución con arreglo al trabajo y los fondos sociales de consumo.

Un ordenamiento de las regulaciones del sector privado, incluyendo una revisión de la política tributaria (que actualmente genera incentivos perversos), podría ayudar a reducir los altos niveles de evasión fiscal y, con ello, incrementar los recursos con que cuenta el Estado para pagar salarios en el sector presupuestado.

En el muy corto plazo, se podrían adelantar incrementos salariales representativos en sectores pequeños (y por tanto poco costosos para el Estado), pero de mucha incidencia en el desarrollo económico, político y social del país. Pienso, por ejemplo, en nuestros doctores en ciencias, los profesionales de los centros clave del polo científico, los periodistas, los científicos a cargo del diseño e implementación de las principales reformas económicas y políticas, entre otros.

Seguramente habrá otras y mejores soluciones, que pueden partir del intercambio y el análisis especializado. Listo algunas para advertir que no dependen únicamente de incrementos productivos.

Solo a partir de que el salario restablezca sus funciones básicas será posible aspirar a que en el Socialismo confluyan los intereses individuales, colectivos y sociales. Mientras, el sector privado y el capitalismo no solo crecen, sino que comienzan a verse para muchos (a falta de alternativas palpables) como la única opción posible para alcanzar sus proyectos personales.

Es demasiado lo que se juega. Necesario es actuar cuanto antes.

*Según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información en 2015 el salario medio mensual era de 687 pesos cubanos. Si se lograra triplicar, alcanzaría los 2.061 pesos cubanos. Suponemos adicionalmente que los precios no crecen. Con el crecimiento de los precios (inflación), al cabo de 15 años esos 2.061 pesos cubanos tendrían mucho menor poder adquisitivo que hoy.

2 comentarios:

  1. Se plantea eliminar las plantillas infladas, ¿Dónde están infladas y cuantos sería necesario dejar sin trabajo?, ¿Dónde se reubicarían esos trabajadores que quedarían excedentes o los mandaría a pasar hambre a la calle?, si los reubica tiene que pagarles un salario, entonces ya el dinero que usted pensaba que podía utilizar para subir salarios en otros sectores, no lo tiene totalmente disponible, si los mantiene en una bolsa laboral, en espera de reubicarlos peor tiene que pagarles sin trabajar y si los deja en la calle, eso no lo practica la revolución, terapias de choque, no.

    El sector privado puede adsorber una parte, ¿Cuántos?, ni usted, ni yo sabemos, con la vida de las personas no se puede jugar a las improvisaciones, la Revolución siempre ha profesado el no dejar desamparado a nadie, no puede ser incoherente ahora, sería darle la espalda a una parte del pueblo, ¿Le gustaría que le ocurriera a usted?.

    Le pongo un ejemplo cerramos la fábrica de níquel Rene Ramos Latour, porque no resultaba rentable, tenía una buena cantidad de obreros, no se dejaron desamparados, eso hace que el impacto positivo de la medida en la economía no sea todo lo fuerte que pudo ser, si los hubiesen dejado en la calle, pero así no actúa la Revolución cubana.

    Si se suben los salarios, sin un aumento de la productividad del trabajo que garantice una respuesta productiva, pues a nadie se le puede ocurrir que en un corto periodo de tiempo esos indicadores suban ostensiblemente, por lo tanto la oferta se mantiene estable, pero sube el poder adquisitivo, ¿Qué ocurre?, una inflación, pues llega un momento en que usted no puede mantener la oferta en niveles que satisfagan la demanda, se acumula el dinero en manos de la población y el remedio resulta peor que la enfermedad.

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  2. Carlos,
    He leído varias veces tus escritos y siempre me han parecido muy buenos. Respeto mucho tus opiniones y cada vez que veo algún tema complejo trato de ver si has dicho algo al respecto y suelo terminar de leerte con expectativas cumplidas y aprendiendo. En este artículo también concuerdo con muchas cosas.
    Sin embargo en esta ocasión he pensado que debía decirte que no concuerdo del todo con tu escrito.
    Ayer le decía a Triana luego de una conferencia que impartió en el CIM (no lo conozco, me acerqué como una espectadora más), que a pesar de todo lo que se ha dicho yo seguía sin ver una explicación clara de para qué necesitamos a la propiedad privada. Por supuesto que hablo de la propiedad privada capitalista, el cuentapropismo puro no hace daño, no se apropia del trabajo ajeno. Pero la capitalista sí.
    Las razones que se escuchan y escriben hablan de "quitar carga al estado" y de la necesidad de “alcanzar una agilidad que la empresa estatal no tiene”. Ninguna de las dos cosas necesita para lograrse de la propiedad privada capitalista. Ambas se resolverían bastante dándole a las empresas estatales la autonomía que hoy no tienen, dándole verdaderamente un lugar privilegiado en la economía, no pretendiendo igualdad para todas las formas de propiedad y estructurando la participación de los trabajadores en la gestión empresarial, para que no se conviertan los directores en los dueños de las empresas.
    No creo realista pensar que permitiendo la convivencia y sobre todo el florecimiento de la propiedad privada se pueda construir el socialismo. El socialismo es una sociedad con fuerte fundamento humanista y solidario y como todo orden que va contra la entropía requiere energía para alcanzarse y por tanto hay que construirlo muy conscientemente, con la voluntad y el deseo enorme del pueblo, mucho más en un país subdesarrollado donde todo es mucho más difícil.
    El pueblo solo hará suyo el proyecto si aprecia que realmente es humanista. Y esto no es teoría, el pueblo cubano lo demostró, incluso en el período especial cuando hubo una vuelta atrás, el pueblo confiando en que sus dirigentes batallaban por todos por igual, resistió. Si por el camino ve que algunos viven muuuuucho mejor que otros apropiándose del trabajo ajeno por que sí, por la sola razón de ser los dueños, no abrazará nunca ese proyecto y decidirá luchar por sí mismo, por su cuenta, para él y para su familia. Tristemente es lo que hoy se está expendiendo en la mentalidad de la gente. Porque en nuestro caso concreto además, la propiedad privada que estamos construyendo, aunque se ha hablado de controlar la concentración de la riqueza que produce, ya está bastante acumulada y como siempre ocurre, está concentrada fundamentalmente, en lo peor de la sociedad, en los peores exponentes de nuestro pueblo y que poco a poco van tomando poder y son vistos como ejemplo. La subjetividad asociada a la construcción del socialismo no se puede subvalorar. Considero más utópico creer que se llega al socialismo por esa vía, que creer en la posibilidad de alcanzar el comunismo.
    Decir que la propiedad privada es más eficiente o ágil y que eso está demostrado por la historia no es cierto. Se ha llegado a esa conclusión a partir de determinadas maneras de hacer las cosas. Pero que no son consustanciales al socialismo. Busquemos nuevas formas de hacer socialismo (como las antes mencionadas de mayor autonomía y papel de los trabajadores en la dirección empresarial) y ocupándose de los trabajadores como hablas en tu artículo pero no pensemos en arreglarlo sembrando dentro al capitalismo.

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