Por Fernando Luis Rojas
“Vertical” y “Horizontal” son dos
términos que campean en el lenguaje político. Más allá de los significados con
que han calado en el sentido común y en la academia, cabe siempre la
posibilidad de problematizarlos. A mí en lo particular, la idea de “mandar obedeciendo” me suena a una
verticalidad inversa; por ejemplo. Por otro lado, esta apropiación en el
terreno político, invisibiliza o desplaza otras “verticalidades” operantes:
económicas, culturales, ideológicas, académicas, educativas…
En la antigüedad, el Oráculo
representaba el doble carácter de la verticalidad. Era, por una parte, el lugar
al que se acudía para la consulta; digamos, el espacio, la referencia. El
oráculo era además la respuesta, el futuro, y por si no bastara, el camino. En
materia de pares sería más o menos así: la Academia y el libro, la Organización
y el manifiesto, el Ministerio y las resoluciones, las Salas de lo
Constitucional y su interpretación de la ley fundamental…
Aunque se ha diversificado, el
asunto –en esencia– no ha cambiado mucho. A diario nos asalta por la izquierda Delfos, por la derecha Dídima, por el centro Delos. Y a veces se intercambian. Hay
multitud de formas, al menos en el lenguaje: “somos marxistas” y “esta es
la interpretación correcta de Marx”, “luchamos
por la democracia” y “esta es la
forma de ser democráticos”, “estoy
comprometido con lo popular” y “esta
es la expresión de lo popular”, “esos
autores están superados” y “ahora
deben leer estos otros”, “la Revolución
es…” y “nosotros somos los verdaderamente
revolucionarios”, “esta es la forma
de luchar” y “todos los que no siguen
ese camino no luchan”… y así por el estilo.
Yo, por lo menos, no estoy libre
de ese contagio antiquísimo del doble carácter de la verticalidad. A veces
víctima, y otras tantas entrando al juego de victimarios. Pero esa es la
cabeza. El estómago corrige, cuando lo dejamos. El estómago corrige cuando nos
ubica diariamente a la par de muchos, cuando sigue planteando –el también
milenario problema– de los millones que del verticalismo solo han visto el
punto sobre sus cabezas.
Te felicito, Qúe bueno decir tanto con tan pocas palabras.
ResponderEliminarMenos retórica y más sentido común.
Más transformación y menos descripción.