miércoles, 29 de junio de 2016

Dime con quién andas…

Por Carlitos

¿Con que fuerza técnica contamos para asumir los enormes desafíos que tenemos como país?

Cuba tiene un potencial de profesionales muy calificados en diversas esferas, pero los bajos salarios en el sector estatal han incidido en la migración de muchos de los mejores hacia el exterior o el sector privado por más de 20 años.

Aún quedan profesionales muy valiosos, pero son cada vez menos y "quedarse" supone un gran sacrificio. Para poder mantener su trabajo han tenido que depender del sustento de un familiar, aspirar a condiciones de vida muy modestas para sí y para los suyos y/o o apelar a fuentes alternativas de ingresos, en muchos casos ilegales.

Para colmo, el hecho de ser minoría hace que con frecuencia los profesionales más calificados no se valoren y aprovechen en sus centros de trabajo, o que sean vistos como incómodos. Mientras, la "escasez de calidad" permite promover falsos liderazgos intelectuales y se "elevan a la categoría de expertos o asesores" personas que no acumulan las competencias mínimas para ello.

El proyecto cubano ha sido en gran parte un exitoso proyecto de resistencia, en el que prima la lógica de "echar para adelante con los que tenemos". Pero el Congreso del Partido ha lanzado a debate un plan de desarrollo de largo plazo para el que no valen las reglas de la resistencia.

Un propósito de tal magnitud (hacer próspera y sostenible nuestra experiencia de construcción socialista) no se afronta con "los que quedan". Hay que salir a buscar los mejores, donde quiera que estén y ofrecerles condiciones, garantías e incentivos (materiales y morales) para que quieran compartir el enorme privilegio de "la tarea".

Hace falta fuerza técnica muy capacitada para diseñar, monitorear e implementar las complejas transformaciones que tendrán lugar en nuestra manera de conducir la economía y nuestras formas de hacer política. En una economía que crece poco, no es posible incrementar los salarios a todo el sector estatal de una vez, pero sí es posible establecer prioridades.

¿Cuáles son los puestos clave en la producción de contenidos políticos, en el análisis técnico de la economía, en los medios de comunicación, en los centros de pensamiento estratégicos? Creo que no será difícil explicar a nadie que merecen procesos rigurosos de selección, tener mejores salarios (primero) y una atención personalizada.

Y dicha selección debe institucionalizarse a través de mecanismos transparentes que garanticen que los privilegios que la sociedad les tributa sean compensados con los frutos de su esfuerzo. Debemos conocer quiénes son estas personas, qué requisitos o exámenes pasaron para merecer sus puestos, como viven, como piensan, que piensan de como pensamos, que les pasa si se equivocan.

Si la guerra es a pensamiento, ¿acaso no es esencial apostar por nuestros "tanques pensantes"?

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