Por Carlitos
Con su visita, Obama reconoció al gobierno socialista cubano y el fracaso de la política de más de diez administraciones norteamericanas. Dicho así, podría parecer poco, pero estamos en presencia de un suceso anómalo en la historia de la humanidad: un gobierno muy poderoso plegado ante la resistencia de un país pequeño.
Cuba gana en todos los sentidos (política y económicamente) y por primera vez en 60 años tiene la oportunidad de hacer lo que quiera con su futuro.
Con su visita, Obama también demuestra que (al menos él y su equipo) vienen apertrechados para la guerra de los símbolos. Desembarcó con un cuidadoso andamiaje mediático para encantarnos con el american dream, con un discurso débil pero hábil.
Fidel estaba claro, la batalla definitiva sería la de las ideas. Sin embargo, nosotros dimos la impresión de quedarnos parados en ese campo, la sensación de "quedarnos dados".
Lo contradictorio es que mientras la televisión nacional daba una cobertura del suceso que daba grima, Telesur daba una de lujo, con periodistas, intelectuales y personalidades cubanas. ¿Cómo es posible que teniendo la materia prima, no sepamos usarla?
Lo contradictorio es que mientras los métodos, los medios, el discurso oficial lucían frágiles frente a la personalidad de Obama y el trabajo de sus asesores, en la calle te encontrabas las reacciones más increíbles de madurez política.
Sería iluso creer que todos los cubanos piensan como los entrevistados por televisión luego del discurso en el Gran Teatro, pero sería simplista suponer que todos quedaron cautivados. Cuba es mucho más que eso. Como me dijo una amiga muy joven: "la gente tiene mucha mesa redonda en sangre y no se va con la de trapo".
Tenemos una amplia cultura de izquierda, una vanguardia intelectual y artística sensibilizada con las causas más nobles y un imaginario de justicia social que no se desbarata en dos días, por muchas necesidades que haya. Pero estamos corriendo el riesgo de malgastar ese capital único.
Cuba ganó una gran batalla por resistir y perseverar, pero solo podrá ganar la próxima en la medida en que sea capaz de cambiar y adaptarse al nuevo contexto, de rescatar (ahora es posible) la esencia del proyecto emancipador que nos condujo hasta aquí.
¿Discutirá el próximo Congreso del Partido sobre estos temas? Sé que la economía nos carcome, pero incluso a la economía la carcome muchas veces una mentalidad que nos niega como proyecto.
En momentos definitorios y convulsos no solo es importante preguntarse hacia dónde queremos ir, sino a hacia dónde vamos realmente. La política se concreta en los métodos y algunos metodólogos nos pueden estar torciendo el camino.
“De un lado está nuestra América, y todos sus pueblos son de una naturaleza, y de cuna parecida o igual, e igual mezcla imperante; de la otra parte está la América que no es nuestra, cuya enemistad no es cuerdo ni viable fomentar, y de la que con el decoro firme y la sagaz independencia no es imposible, y es útil, ser amigo!.”
ResponderEliminarJosé Martí
Patria, Nueva York, 15 de diciembre de 1894
"la gente tiene mucha mesa redonda en sangre y no se va con la de trapo" Es uno de los comentarios más cómicos que he leído en años. Si alguien confía en uno de los programas más imbéciles de la televisión cubana (que tiene unos cuantos, pero este se lleva la palma) para que la gente piense con cabeza propia... bueno, no sé qué decir. La mesa redonda es parte de la cámara de eco en que vive la mayor parte de la gente en Cuba, por tanto, es parte del problema. Así de simple.
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