En los últimos días ha continuado el debate sobre el nivel de los precios agropecuarios, algo muy saludable si se tiene en cuenta que se generó desde el Parlamento, a unos pocos meses del Congreso del Partido. Sin embargo, para que el debate llegue a buen camino, debe ser riguroso y dar cabida a todos los puntos de vista.
Nuestra prensa (e incluso la prensa alternativa) ha hecho innumerables reportajes y trabajos sobre el tema, pero muchas veces con un sesgo muy claro hacia la visión del consumidor. Sin embargo, la responsabilidad del periodismo investigativo no es plasmar la opinión personal del reportero, sino abordar el asunto desde una perspectiva objetiva e imparcial. Si el periodista no tiene conocimientos suficientes sobre el tema, debe buscar el criterio de los especialistas. Desgraciadamente, tenemos muy pocos periodistas que aborden con rigor los temas económicos y los especialistas son llamados en ocasiones muy especiales a los medios de comunicación.
La prensa tiene un poder incalculable para generar (no solo reflejar) estados de opinión, para conducir el debate. La prensa oficial debe ser consciente, además, de que la gente interpreta muchas veces lo que dice como la política del gobierno (incluso cuando así no sea). Nuestra prensa toda necesita formar periodistas en estos temas, incorporar a los profesionales de nuestros centros de investigación económica y de las ciencias sociales a sus espacios habituales, y hacer creíbles líneas de mensaje propias.
Es necesario tambien avanzar hacia una mayor cultura económica de la sociedad, empezando por los cuadros políticos, los miembros del Parlamento y todos aquellos sobre los que pesa la toma de decisiones.
La economía ha sido un instrumento de dominación del capitalismo. Pintarle a la gente una ciencia que sólo podría ser manejada por superdotados es lo que permitió a gobiernos neoliberales implementar políticas de amplio rechazo popular y a los bancos generar y popularizar productos financieros sofisticados que terminaron hundiendo la economía mundial.
Saber de economía, que todos sepamos al menos lo básico, es una forma de darle participación a la gente, de solidificar consensos alrededor de nuestro proceso de cambios, de plantear una alternativa a la lógica del capital. Algo se ha hecho, sobre todo con los cuadros, pero mucho más se puede y debe hacer, desde las escuelas y los medios de comunicación tradicionales hasta las redes sociales.
El insuficiente rigor del periodismo económico, la falta de especialistas y la poca cultura económica de la población puede distorsionar el debate, crear estados de ánimo y confusión innecesarios y generar conflictos adicionales a los que toman las decisiones. En pocas palabras, cuando el debate "cojea", nos puede hacer perder mucho tiempo, desviándonos de discusiones esenciales.
En el debate nos pasa como en el mercado agropecuario, tenemos una demanda creciente de ideas, con una insuficiente oferta. Necesitamos mejorar e incrementar el proceso de producción e intercambio de ideas. Y, para ello, solo la ciencia nos hará avanzar en la mejor dirección y por los mejores atajos.
En su encuentro con los 5, ante la pregunta de cuáles debieran ser sus próximas tareas, Fidel les dio una respuesta muy sencilla: "sean científicos".